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Nuevos temblores causan muerte y pánico en Marruecos

En la provincia de Alhucemas, la más golpeada por el teremoto, los nuevos temblores hicieron caer varios edificios que aún seguían en pie y causaron la muerte de al menos una persona en el pueblo de Imzuren.

25 de Febrero de 2004 | 16:58 | DPA
RABAT/IMZUREN.- Dos fuertes réplicas, con una magnitud superior a 5,0 grados en la escala de Richter, causaron hoy nuevamente pánico en el noreste de Marruecos, asolado por un violento terremoto que según estimaciones de los servicios de rescate puede haber causado más de 700 muertos y mil heridos.

En la provincia de Alhucemas, la más golpeada por la sacudida del día anterior, los nuevos temblores hicieron caer varios edificios que aún seguían en pie y causaron la muerte de al menos una persona en el pueblo de Imzuren, el más devastado de la zona, según la agencia oficial de noticias MAP.

Mientras, en una carrera contrarreloj, los equipos de rescate continúan con la frenética búsqueda de sobrevivientes bajo los escombros de centenares de viviendas destruidas, apoyados por los habitantes, algunos de los cuales escarbaban desesperadamente con las manos.

"Todavía hay esperanzas de encontrar a alguien con vida. Así quedó demostrado en los terremotos de Turquía o Irán", dijo uno de los socorristas.

Oficialmente, la cifra de víctimas sigue siendo de 565 muertos y 300 heridos, pero sin incluir algunas aldeas aisladas a las que los equipos de salvamento no han logrado llegar.

En Imzuren, un hombre de 57 años, Mohamed Boutsgourt, fue sepultado por una de las más de 100 réplicas, al resistirse a abandonar su casa."No entiendo por qué lo hizo, no lo entiendo", se lamentaba su hija.

Por temor a nuevos temblores y ante la falta de tiendas de campaña, cientos de personas tuvieron que pasar la noche a la intemperie.

Entre los sobrevivientes además se empezaban a escuchar críticas por la frágil construcción de muchas casas, la utilización de materiales deficientes y la demora en la llegada de ayuda.

"No me queda más que la camisa que llevo puesta. Necesitamos víveres y tiendas de campaña", se quejaba un joven que junto a una cincuentena de personas protagonizó una protesta en la carretera que conduce de Imzuren a Alhucemas, la capital de la provincia homónima.

Allí, muchos cadáveres tuvieron que ser depositados en las cámaras frigoríficas utilizadas para el pescado en el puerto, dado que la morgue del único hospital de la ciudad, de unos 70.000 habitantes, se encontraba colapsada.

Mientras, equipos de salvamento y envíos de ayuda humanitaria de numerosos países como Argelia, España, Luxemburgo, Francia, Italia o Portugal siguen llegando a la zona de la catástrofe.

El gobierno marroquí, por su parte, organizó un puente aéreo para hacer llegar la ayuda a la región afectada, de difícil acceso ya que la cordillera del Rif la separa del resto del país.

El rey Mohammed VI, quien anunció que visitaría la zona del desastre, seguía hoy en su palacio de Tánger, coordinando las labores de rescate con un comité de emergencia.

La propia ciudad costera de Alhucemas, un importante centro turístico, apenas se vio afectada por el terremoto, y hoy la vida volvía paulatinamente a la normalidad. Las tiendas y las cafeterías abrieron, y la gente regresó al trabajo.

En cambio, numerosos pueblos de los alrededores, con sus típicas casas de adobe, fueron arrasados por el terremoto. Aldeas como Ait Kamra o Imzuren prácticamente fueron borradas del mapa.

Para la provincia de Alhucemas, ésta es la segunda tragedia en pocos meses, ya que anteriormente había sido asolada por fuertes inundaciones.
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