CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II salió hoy de nuevo en defensa de la familia, reiteró la indisolubilidad del matrimonio, criticó los "comportamientos equivocados y aberrantes" sobre el matrimonio que públicamente vienen exaltados y recordó a los sacerdotes que están llamados a la castidad.
El Pontífice hizo estas manifestaciones en el mensaje que dirigió a los párrocos y al clero de Roma, a los que recibió en el Vaticano con motivo del comienzo de la Cuaresma.
"Colocar a la familia en el centro de la vida de la Iglesia y de la sociedad es una obligación irrenunciable de los sacerdotes", afirmó el Obispo de Roma, que agregó que el matrimonio y la familia no pueden ser considerados un "simple producto" de circunstancias históricas o algo impuesto desde fuera al amor humano, sino una exigencia interna de ese amor.
Juan Pablo II subrayó que incluso aquellas características de la unión conyugal que actualmente muchas veces son rechazadas, "como su unidad, indisolubilidad y apertura a la vida", son por el contrario necesarias para que sea un auténtico pacto de amor.
El Pontífice recordó a los católicos que el matrimonio es un sacramento, "señal eficaz de gracia y salvación", y animó a los sacerdotes a "no tener miedo" de gastarse por las familias, a ayudarlas en todos los momentos, sobre todo los difíciles, y a educar a los jóvenes a apreciar el verdadero significado del amor verdadero.
El Papa también les dijo que no deben caer en la desconfianza y la resignación ante "los comportamientos equivocados y muchas veces ostentosos y exaltados" sobre el matrimonio y las familia, sino que deben rechazar esas tentaciones, "ya que no ha cambiado el diseño de Dios que ha puesto en el hombre y la mujer la vocación al amor y a la familia".
Refiriéndose a los sacerdotes, Juan Pablo II resaltó que "nuestra vocación no es, está claro" la del matrimonio, sino la del sacerdocio y la castidad.
"Es en la castidad, acogida y conservada con alegría, en la que estamos llamados a vivir la verdad del amor, entregándonos totalmente a Cristo, a Dios, a la Iglesia y a nuestros hermanos", afirmó con firmeza el Pontífice.
Juan Pablo II expresó ante los representantes de su diócesis su satisfacción por haber reanudados los encuentros con las parroquias romanas, que a partir de ahora celebrará los sábados por la tarde.
A este respecto el Papa resaltó que de las 340 parroquias que tiene Roma ya ha visitado 300 y que le quedan 40, pero que piensa reunirse con todos sus miembros.
Se despidió reiterando que el futuro de la humanidad y de la Iglesia pasa a través de la familia y bromeando con los párrocos romanos.