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Impactante relato de chileno herido en Madrid

Gastón González viajaba junto a sus dos hijos hacia su colegio cuando cuatro bombas estallaron en el tren que ingresaba a la estación Atocha.

11 de Marzo de 2004 | 11:04 | El Mercurio en Internet
SANTIAGO.- Cuatro fuertes explosiones hicieron temblar el tren que se disponía a ingresar a la estación Atocha en las cercanías del centro de Madrid, destrozando cuatro de sus seis vagones.

En uno de ellos, el periodista chileno Gastón González sintió como el carro se elevaba por los aires. Estaba a cuatro o cinco metros de la bomba. "Entre la bomba y donde yo estaba parado había mucha gente. Esa gente sirvió de escudo humano y gracias a ellos, varios de ellos que están muertos y mal heridos, gracias a ellos puedo estar hablando con ustedes ahora", dijo en una entrevista con Canal 13.

Eran las 07:40 de la mañana y viajaba junto a sus dos hijos en dirección al colegio como solía hacer todos los días.

"Vi una luz muy potente, después creo haber perdido la conciencia. Estaba en el suelo. Veía, sin poder oír nada, como la gente pasaba en cámara lenta por arriba mío, lleno todo de humo negro que no dejaba respirar. Empecé a recuperar la movilidad de una pierna, me puse de pie. Busqué a mis chicos, pero afortunadamente el mayor que tiene 10 años había saltado por la ventana y había ayudado a su hermano, que tiene 8, a salir. Luego con otra gente nos dedicamos a hacer lo que cualquiera hace en ese caso que es ayudar a bajar a las personas que estaban mal heridas", relató rememorando los sucesos de esta mañana.

González, periodista de la Universidad Católica de 41 años, vive en el sur de Madrid junto a su esposa española y sus dos hijos. Lleva unos 8 meses en ese país, al cual llegó para estudiar y trabajar. Ya antes había vivido tres años en Madrid.

"Lo primero que hicimos, cuando nos pudimos bajar, fue ponernos de rodillas y rezar a Dios por estar vivos, que es una gran bendición", continuó.

"Estoy agradecido de estar vivo. Doy gracias al Padre Hurtado. Lo primero que hice fue darle gracias a él. Nos ha ayudado mucho", dijo con emoción el chileno.


Aunque dijo sentirse más tranquilo y tener heridas leves, González sufrió el daño de las esquirlas de la bomba en uno de sus oídos y en un ojo. Además tiene heridas en una de sus piernas. Sus hijos también tenían heridas menores, pero lo que más le preocupa es el impacto y shock emocional que sin duda sufrieron. "(Mis heridas) Frente a la muerte no son nada. Aunque fuera mucho más grave, frente a la muerte siento que es nada", expresó.

Contó que en el vagón en que él se transportaba iban unas 70 personas. Muchos de ellos trabajadores y obreros, pero no tantos niños ni jóvenes.