MOSCU.- La máxima autoridad electoral rusa intentó el sábado llevar entusiasmo a unos apáticos votantes en medio de temores de que una baja asistencia a las urnas el domingo impida la reelección del presidente Vladimir Putin.
Al menos el 50 por ciento de un electorado ruso cada vez más apático debe elegir un candidato para que la elección del domingo tenga validez.
"Tenemos que estar seguros de que esta elección es como una celebración", dijo Alexander Veshnyakov, jefe de la Comisión Central Electoral, citado por la agencia de noticias Itar-Tass.
Con las encuestas de opinión mostrando rutinariamente una tasa de apoyo a Putin de al menos 70 por ciento, pocas cosas que no sean la indiferencia de los votantes pueden impedirle arrasar con sus cinco rivales y lograr otro mandato de cuatro años en el Kremlin.
El impasible ex espía de la KGB ganó un fuerte respaldo de la mayoría de la población empobrecida, gracias a sus trabajos para llevar crecimiento a la economía y estabilidad a un país que aún se está levantando sobre las cenizas de la Unión Soviética.
Sin embargo, a la campaña electoral le faltó color, y provocó poca emoción entre los 109 millones de votantes rusos.
Más allá del predecible resultado de la elección, los candidatos de la oposición acusan al Kremlin de planear desvíos de votos a favor de Putin.
Los principales oponentes a Putin: la liberal Irina Jakamada, el comunista Nikolai Jaritonov y el nacionalista Sergei Glazyev, dijeron que la campaña electoral se vio manchada por preferencias de los medios hacia el Kremlin, y acusaron a Putin de fracasar en el combate contra la pobreza y la corrupción.
VERIFICANDO LAS URNAS
Un millón de funcionarios electorales en 95.000 casillas para votar a lo largo del país más grande del mundo, pasaron el día revisando las urnas e instalando los puestos tradicionales para vender bocadillos y bebidas a bajo precio, buscando atraer a los votantes.
La seguridad ha sido reforzada en toda Rusia, incluso en aeropuertos, dependencias militares y plantas de energía nuclear.
Tropas extras fueron apostadas a lo largo de la frontera con Chechenia, donde los rebeldes hace tiempo que están luchando contra el gobierno de Rusia.
El Kremlin culpa a los rebeldes chechenos por un incremento en los ataques con bombas que incluyen un atentado suicida que mató a cerca de 50 pasajeros en un tren abarrotado en el sur de Rusia, antes de la elección parlamentaria del pasado diciembre.
Un atentado suicida con bomba en el metro de Moscú el mes pasado mató a cerca de 40 personas. Los rebeldes chechenos volvieron a ser culpados por ello.
Unos 800 observadores extranjeros, incluyendo la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), viajaron a Rusia para monitorear la votación. La OSCE consideró que la elección de diciembre, en la que los leales a Putin se hicieron con el control del Parlamento, estuvo "abrumadoramente distorsionada".
Los puestos de votación abrirán a las 08:00 hora local y cerrarán a las 20:00 hora local, en las 11 zonas horarias que tiene el país.
Más allá de los esfuerzos oficiales para convencer a los rusos de que vayan a votar, en Moscú prevalecieron los signos de indiferencia.
Unos pocos carteles desteñidos convocando a los habitantes de las ciudades a boicotear la "grotesca" elección, flameaban con las primeras brisas primaverales.
"Prefiero emborracharme solo antes que ir a votar. ¿Por qué me voy a molestar?," decía Valery, un trabajador de la construcción treinteañero, mientras miraba los carteles. "Es sólo una elección aburrida".