LA PAZ.- Una masiva boda formalizó hoy en Bolivia la unión entre 169 parejas que vivían en concubinato por su condición de pobreza.
"He sufrido tanto como una de las novias", dijo en un discurso el abogado Manuel Rada, decano de la facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la principal estatal del país.
El catedrático se refería a los preparativos del acto en que los 338 contrayentes dieron un sonoro y rotundo "sí" en respuesta a la pregunta colectiva del notario Marcelo Valdés: "¿Aceptan ustedes como legítimas esposas y esposos a la señoras y señores que tienen de la mano?"
Un griterío de "otro...otro", entre risas, se levantó entre la multitud cuando el notario autorizó a los flamantes esposos: "¡Pueden besar a la novia!".
Elegantes "cholitas", mujeres del pueblo vestidas a la usanza criolla y tocadas por típicos sombreros tipo bombín, hasta radiantes novias de blanco, algunas de ellas casi adolescentes y otras con algunos años arriba de los 60, ingresaron del brazo de felices novios.
Una banda de la Fuerza Naval interpretó la marcha nupcial y el respectivo vals, entre aplausos y "vivas" para las 169 parejas, algunas de las cuales llegaron al patio de la Facultad -escenario de la ceremonia- con hijos e incluso nietos.
"Nunca tuvimos suficiente dinero para pagar (por) el matrimonio", dijo Luis, un carpintero de 57 años, padre de cuatro hijos, convertido hoy en "esposo oficial" de Carmela, una empleada doméstica de 54.
Los estudiantes de la Facultad de Derecho de la UMSA desarrollaron una campaña de dos semanas para financiar los 400 bolivianos, equivalentes a 50 dólares, que cuesta la documentación de un matrimonio civil en Bolivia.
Rada dijo que 400 parejas se habían inscrito para la boda, pero sólo 169 de ellas presentaron la mínima documentación requerida.
Los estudiantes y catedráticos de Derecho oficiaron hoy de "meseros" para servir 130 botellas de champaña y tajadas de tortas de boda a los novios, sus padrinos, testigos y familiares.
Siete de cada 10 bolivianos viven entre la pobreza y la extrema pobreza en una nación de 8,2 millones de habitantes.
El salario mínimo -único ingreso de más del 60% de su población económicamente activa- equivale en Bolivia a poco más de 63 dólares mensuales.
"Nosotros hemos prolongado voluntariamente hasta hoy nuestro ’sirmiñaku’ (concubinato, en la lengua nativa aymara)", dijo Juan, un campesino convertido en zapatero, quien formalizó su matrimonio civil con Beatriz, una lavandera.
La pareja de mayor edad sumó 136 años, es decir el doble de los 68 de cada uno de los novios.
Cuarenta de las parejas fueron sorteadas para disfrutar una inolvidable "noche de bodas" en un hotel de cinco estrellas de La Paz, por invitación del acaudalado empresario cementero y flamante fundador de un partido político Samuel Doria Medida.
Uno de los ganadores del premio, Felipe Camacho, un chofer de taxi, dijo con ironía: "Será nuestro primer ’castigo’ de toda la vida en un hotel de lujo (...) pensamos sacarle el jugo".