ROMA.- Desde publicidad de desodorantes por televisión en horas de máxima audiencia hasta portadas de revistas, los cuerpos desnudos se ven por todas partes en Italia y a nadie llaman la atención. El seno desnudo de Janet Jackson, que causó tanta consternación en Estados Unidos, aquí hubiera pasado inadvertido.
Pero un nuevo "reality show" que muestra senos bajo el bisturí del cirujano plástico ha puesto a prueba la notoria despreocupación italiana.
"Bisturi! Nessuno e’ Perfetto" (¡Bisturí! Nadie es perfecto) causó estupor en millones de televidentes hace pocas semanas cuando una joven de pecho plano desnudó sus senos para someterse a cirugía de implante que le permitió aumentar en varios números el tamaño de sus corpiños.
La hoja cortó la carne, saltó la sangre y los televidentes inundaron la central telefónica del canal con sus llamadas de protesta. Codacons, un grupo de defensa del consumidor, instó a los fiscales de Roma a presentar acusaciones de obscenidad. El Vaticano denunció la "sordidez".
El fabricante de galletitas Doria y el de comidas rápidas Ferrero, grandes empresas italianas, retiraron sus avisos publicitarios.
"Somos una empresa tradicional, reconfortante", dijo Gianantonio Zanette, gerente de mercadeo de Doria. "Nuestro lema es, "Usted está en buenas manos"".
"Bisturi", que debutó en enero, ofrece cirugía plástica gratuita a personas descontentas con su nariz aguileña, orejas enormes o senos pequeños.
Parecía algo natural para un país donde muchas mujeres no dan un paso de su casa sin maquillarse. El programa se difunde por una de las redes del primer ministro Silvio Berlusconi, un magnate de los medios de comunicación, que meses atrás se sometió a un estiramiento facial para quitarse las arrugas.
Cuando Jackson exhibió su seno durante el intervalo del Super Bowl del fútbol estadounidense, que es visto por millones de espectadores, legisladores en Washington reclamaron medidas contra la obscenidad en la televisión.
En Roma, un comité de vigilancia de la televisión dependiente del Ministerio de Comunicaciones está estudiando si "Bisturi" debe continuar en un horario en que muchas familias están cenando.
La presentadora de "Bisturi", Irene Pivetti, ex presidenta de la cámara baja del Parlamento, insinuó en una entrevista que la sociedad italiana no está preparada para aceptar el programa, ya que hasta hace poco la cirugía plástica no estaba al alcance del común de los mortales sino sólo de los ricos y famosos.
Se refirió al caso de una de las "ganadoras" del programa, una mujer de 47 años que concretó su sueño de aplanarse la panza.
"Sigue siendo un ama de casa con su cara de 47 años, sus caderas siguen siendo demasiado anchas", dijo Pivetti al rechazar las comparaciones con el programa estadounidense "Extreme Makeover", en el cual se transforma a las participantes desde la punta del cabello hasta las uñas de los pies.
Raffaella Saso, una sicóloga que estudió las actitudes de los italianos hacia la cirugía plástica, dijo que ésta empieza a ganar aceptación en el país, pero que muchos pudieron sentirse ofendidos por el carácter íntimo y sangriento de las imágenes.
"La actitud de los italianos hacia sus cuerpos es de gran naturalidad", dijo Saso en entrevista telefónica. "Las chicas de los programas de variedades aparecen más o menos desnudas. Estamos habituados".
Pero la cirugía plástica es considerada una "cosa íntima", y mostrarla por televisión "resultó de mal gusto", dijo la sicóloga.
Pivetti defendió la crudeza de las imágenes, que definió como un "acto de responsabilidad" para con los televidentes, que podrían pensarlo dos veces antes de someterse a cirugía plástica.
La presentadora del programa es una precursora de las transformaciones plásticas. En 1984, cuando su tarea consistía en poner orden en un parlamento conocido por sus turbulencias, usaba faldas sencillas que le cubrían las rodillas y recatados pañuelos Hermes en el cuello.
Ahora lleva el pelo recortado a la última moda y ropa ajustada que acentúa sus curvas.
Su alátere en "Bisturi" es un travesti llamado Platinette.