JERUSALÉN.- El primer ministro israelí, Ariel Sharón, puede verse sometido a un proceso por corrupción, según sospechas de la Fiscalía General del Estado, pero en un caso así la ley, en principio, no le obliga a alejarse del Gobierno o a dimitir.
La encargada de ese organismo del Poder Judicial, Edna Arbel, presentará en los próximos días esa recomendación al asesor jurídico del Gobierno, Menajem Mazuz, funcionario independiente y defensor del estado de derecho, quien lo decidirá en última instancia.
Sharón es sospechoso de haber favorecido en sus negocios inmobiliarios a un contratista de su bloque derechista Likud, David Apel, y también en un frustrado proyecto para la adquisición de una isla griega en el mar Egeo para convertirla en un centro turístico.
Apel prometió un jugoso contrato por tres millones de "shekel" (unos 700.000 dólares) como "asesor" a un hijo de Sharón, quien niega haber sabido de ese acuerdo entre Apel y su hijo Guilad -que vive con él en su granja Los Sicomoros- o haberse aprovechado de su influencia para impulsar ese proyecto ante el alcalde de Atenas, que visitó Jerusalén en julio de 1999.
Demostrar que lo sabía y que, efectivamente, hizo uso de su influencia cuando era ministro de Exteriores en el Gobierno del ex primer ministro Benjamín Netanyahu, a cambio de la ayuda financiera de Apel para una campaña electoral de su partido Likud, será lo que tendrá que demostrar la investigación policial y el fiscal.
Se trata de la isla rocosa de Patrocolo, con unas 3.000 hectáreas, vecina a Atenas y a unas dos horas de vuelo desde Israel. El negocio no prosperó pues la isla es propiedad de la Iglesia Greco-Ortodoxa y cuenta con antigüedades arqueológicas.
Según los expertos, la ley básica del Gobierno no obliga expresamente al primer ministro a dimitir o suspender sus actividades por el hecho de quedar a disposición del Poder Judicial, pero esta mañana era casi unánime la opinión de que si el asesor jurídico ordenara juzgarlo, Sharón tendrá que dimitir inmediatamente.
En el caso de un ministro de Estado, según esa ley, tendría que dimitir en caso de serle incoado un juicio. Hasta la fecha nunca se produjo este caso semejante entre los jefes de Gobierno en Israel.
"Sharón no podrá seguir cinco minutos más en el poder", dijo el ex ministro de Justicia Iosi Beilin, nuevo líder del Partido Iajad, del "campo de la paz", y si alegara que sigue en el poder hasta que comience el juicio, "no tendrá descanso y finalmente se verá obligado a renunciar".
En la oficina del primer ministro y en el Ministerio de Justicia, a cargo del diputado Iosef (Tomy) Lapid, líder del Partido liberal de centro Shinui, no había de momento reacciones oficiales.
En la década de los años 70 del siglo XX, el ex primer ministro Isaac Rabib dimitió al desvelar el diario "Haaretz" que su esposa, Lea Rabin, poseía una cuenta en dólares en un banco de los Estados Unidos, algo que estaba entonces prohibido por la ley.
También el ministro sin cartera Uzi Landau, del bloque oficialista Likud, que preside Sharón, declaró que el primer ministro tendrá que alejarse del poder si fuese sometido a proceso.
Landau y otros ministros de la coalición del sector más extremista del nacionalismo israelí están entre los primeros en desear la caída del primer ministro, pues se oponen enérgicamente a su plan unilateral para "desconectarse" de los palestinos.