TORONTO.- El apagón que el 14 de agosto dejó sin electricidad a 50 millones de personas en EE.UU. y Canadá se pudo haber evitado y podría repetirse si no se toman medidas inmediatas para asegurar la fiabilidad del sistema eléctrico.
Estas son las principales conclusiones presentadas en el informe final de un equipo de investigación formado por los gobiernos estadounidense y canadiense tras el incidente de 2003.
"El informe deja claro que este apagón se podría haber evitado y que se deben tomar acciones inmediatas tanto en Estados Unidos como en Canadá para asegurar que nuestro sistema eléctrico es más fiable", se afirma en la introducción.
"Lo primero y más importante es que el cumplimiento de las normas de fiabilidad debe ser obligatorio con penas sustanciales para los que no las cumplan", agrega.
"El fracaso en la implementación de las recomendaciones amenazaría la fiabilidad del suministro eléctrico, que es crítico para la economía, la energía y la seguridad nacional de nuestros países", añade el informe de más de 230 páginas, que amplia lo ya adelantado en noviembre.
Los investigadores han confirmado que la empresa FirstEnergy, de Ohio (EE.UU.), es la principal responsable del apagón, por no mantener sus líneas de transmisión en condiciones adecuadas y por no contar con sistemas informáticos de alarma apropiados que podrían haber evitado el masivo apagón.
FirstEnergy fue incapaz de limpiar la vegetación que cubría parte de sus líneas de transmisión o de reaccionar a los problemas surgidos localmente para evitar que se extendiesen al resto del sistema eléctrico.
De haber actuado a tiempo, FirstEnergy podía haber evitado el apagón que costó miles de millones de dólares en EE.UU. y Canadá.
En EE.UU., el costo fue de entre 4.000 y 10.000 millones de dólares, mientras que Canadá perdió 19 millones de horas de trabajo, lo que redujo su Producto Interior Bruto en agosto en un 0,7 por ciento.
Según los investigadores, a medida que el apagón empezó a propagarse en cascada a partir de las 15.05 del 14 de agosto, si se hubiese podido reducir en 1.500 megavatios su carga antes de las 16.05, se habría reducido a un suceso local en la zona de Cleveland-Akron.
Pero la parte central del problema es que el sistema eléctrico estadounidense funciona en base a la voluntad de sus miembros para cumplir las normas, una situación "que ya no es adecuada".
En 1965, cuando otro gran apagón afectó la misma zona de EE.UU. que el del año pasado, el sector eléctrico de ese país estableció el Consejo de Fiabilidad Eléctrica de América del Norte (NERC) con la responsabilidad de establecer estándares voluntarios para las empresas eléctricas.
"Los gobiernos de América del Norte y el sector deberían comprometerse a trabajar conjuntamente para poner en marcha las mejoras señaladas", se recomienda en el informe.
"El éxito en esta área exigirá atención particular a los mecanismos propuestos para controlar rendimiento, responsabilidad y cumplimiento de los estándares", agrega.
"Los estándares de fiabilidad tienen que ser obligatorios y se deben cumplir, con multas para los que no lo hagan", señala el informe como primera recomendación, aunque advierte que el coste de las medidas propuestas recaerá en los consumidores.
"Los consumidores deberían reconocer que la fiabilidad no es gratis y que su mantenimiento exige inversiones constantes y gastos operacionales para muchas partes", señala.
"Las compañías reguladas -agrega- no harán dichos desembolsos sin garantías de los reguladores de que el costo será recuperable por medio de las tarifas eléctricas".
"Y compañías sin regular no harán tales desembolsos a menos que consideren que sus acciones serán rentables", añade el informe.