LA PAZ.- Unos 3.000 cocaleros bolivianos impedían esta tarde el tránsito de vehículos entre La Paz y la región de los Yungas, en demanda que el Gobierno se comprometa por escrito a no erradicar coca por la fuerza y a no imponer un cuartel militar-policial en la zona.
Los cocaleros continuaron con la medida de fuerza, que comenzó este lunes, a pesar de la presencia en el lugar del ministro del Interior, Alfonso Ferrufino, quien aseguró que no habrá erradicación y que no se trata de un cuartel, sino de un puesto de control en el que habrá funcionarios de Derechos Humanos.
Los campesinos están concentrados en la localidad de Unduavi, en el epicentro de la zona cocalera, donde al lado de 12.000 hectáreas sembradas legalmente de coca hay por lo menos 11.000 hectáreas clandestinas más para alimentar al narcotráfico, según versiones de Estados Unidos negadas por los productores locales.
Los cocaleros insisten en que las promesas formuladas por Ferrufino se plasmen por escrito para tener una seguridad de que serán cumplidas.
El puesto de vigilancia, que debe estar a cargo de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico y otras instituciones armadas, se contruye en la zona de La Rinconada.
De acuerdo a los pobladores, que exigen que la edificación se destine a un colegio o sea destruida, la intención del Gobierno es hacer algo similar a lo que supuestamente se hizo en la zona cocalera del Chapare, donde según esa interpretación primero se introdujeron policías y militares y luego se desató la represión desde dentro.
La región tropical de Yungas, en el departamento de La Paz, se ha convertido, de acuerdo a las evaluaciones estadounidenses, en la primera productora de coca ilícita en el país tras el declive de Chapare en ese sentido.
A pesar de la concentración de personas, la protesta en Unduavi transcurre en forma relativamente tranquila.
