GINEBRA.- El Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, denunció hoy en Ginebra la responsabilidad del conjunto de la comunidad internacional en el genocidio de Ruanda de 1994 y anunció un plan para prevenir en el futuro ese tipo de crímenes contra la humanidad.
Kofi Annan eligió la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para rendir homenaje a las 800 mil víctimas de aquel genocidio y reconocer la culpa de todos -incluidos el Consejo de Seguridad, los Estados y la prensa internacional- "por no haber hecho más para evitar y detener" ese horrendo crimen.
Tras esa reflexión, el secretario general declaró su voluntad de dejar a su sucesor una organización capaz tanto "de prevenir genocidios como de adoptar acciones para detenerlos si fallan las medidas previas".
Para ello, propuso un plan destinado a prevenir los conflictos armados, durante los cuales generalmente ocurren los genocidios, y con el que se ayudaría a los países a fortalecer su capacidad para prevenir las guerras.
Annan dijo asimismo que se debería hacer más para evitar la expansión de los conflictos de un país a otro, así como las tensiones originadas por la competencia en la explotación de los recursos naturales.
En el principal órgano de derechos humanos de la ONU, el secretario general pidió "atacar las raíces de la violencia y del genocidio, como son el odio, la intolerancia, el racismo y los discursos públicos que niegan a grupos de personas su dignidad y derechos".
Después de la prevención, el segundo componente del plan anunciado por Annan es la protección de los civiles en los conflictos, no sólo por parte de las fuerzas públicas, sino de todos los grupos no estatales levantados en armas.
"Donde quiera que los civiles sean blancos deliberados por su pertenencia a una comunidad particular, estamos en presencia de un genocidio potencial o posiblemente real", recalcó.
Un caso actual -mencionó- es el de la provincia congoleña de Ituri, donde los conflictos étnicos "tienen el potencial de convertirse en genocidio", lo que se evitó el año pasado con la intervención de la Unión Europea, autorizada por el Consejo de Seguridad, y de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU ahora presentes en la zona.
Como tercer punto de su plan, el secretario general afirmó que es necesario acabar con la impunidad, tras subrayar que existirán pocas esperanzas de prevenir el genocidio si aquellos que cometieron los peores crímenes no son llevados ante la justicia.
En este sentido, Annan anunció la creación de un puesto de asesor especial para la prevención del genocidio, que comunicará el resultado de sus investigaciones al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General de la ONU, aunque su mandato se extenderá a otras violaciones masivas de los derechos humanos.
Annan expresó su profunda preocupación por la situación en la región de Darfur (Sudán), donde una reciente misión de las Naciones Unidas comprobó el desplazamiento forzado de comunidades específicas, "lo que podría calificarse de limpieza étnica".
Frente a ello, propuso el envío de una misión de alto nivel a Darfur "para calibrar la extensión y naturaleza de la crisis", así como para facilitar el acceso por parte de la población civil afectada a la ayuda humanitaria.
En la misma sesión de la Comisión de Derechos Humanos, que hizo un paréntesis en su agenda para conmemorar el decenio del genocidio ruandés, también participaron el ministro de Información de Ruanda, Laurent Nkusi, y un sobreviviente de aquella atrocidad, Claudien Uwanyirigira, actualmente director de la Oficina Nacional de Población de ese país.
