ARGEL.- El Presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, fue reelegido en su cargo en medio de las protestas de sus adversarios, con el 83,49 por ciento de los votos y una indiscutible ventaja sobre los otros cinco candidatos.
Buteflika, que llegó al poder hace cinco años con el apoyo de los militares argelinos, continuará con su "política de reconciliación nacional" sin pasar por la segunda vuelta que su principal rival, Ali Benflis, esperaba con ansiedad.
Según los datos proporcionados por el ministro del Interior Nuredine Zerhouni, Benflis, ex primer ministro de Buteflika, alcanzó el 7,93 por ciento de los sufragios.
La participación electoral fue del 57,78 por ciento, dos puntos más que en los comicios de hace cinco años.
Mientras sus opositores hablan llanamente de fraude electoral, Buteflika, de 67 años, celebra no tener que presentarse otra vez a las urnas, algo que el líder de este estratégico país petrolero habría vivido como un fracaso.
Atacado como "dictador", "autócrata" y "viejo soltero sin hijos", Buteflika apostó todo a su éxito en la lucha contra el terrorismo islamista. Tras una década oscura con cerca de 150.000 muertos por la guerra entre el ejército y los extremistas, los argelinos quieren antes que nada regresar a la normalidad y disfrutar de una vida tranquila.
Los cinco candidatos que competían con Buteflika insistían en abrazar los reclamos por una mayor justicia social. El desempleo, la pobreza y la falta de vivienda castigan a la población argelina.
La elección presidencial del jueves era considerada en Occidente como una prueba de fuego para el proceso democrático en el país norafricano. Un total de 125 observadores supervisaron los comicios, en los que el poder militar prometió por primera vez no intervenir.
Hace cinco años, todos los aspirantes a la presidencia, salvo Buteflika, se retiraron de la carrera alegando fraude masivo. Muchos argelinos consideraron que la del jueves fue la elección más transparente en la historia del país, pero tampoco esta vez estuvieron ausentes las denuncias de manipulación de votos.
Los simpatizantes de Buteflika agitaban banderas argelinas desde sus coches y sus balcones. Los conciertos de bocinazos se hicieron escuchar en Argel durante toda la noche. Mientras tanto, adherentes de Benflis, de 59 años, protagonizaban refriegas con la omnipresente policía.
Argelia no volverá pronto a la normalidad después de estas elecciones, y menos si se prolongan las protestas de los adversarios bereberes del presidente.
Buteflika, el primer presidente que culmina un periodo formal al frente del gobierno y planea repetir la hazaña en los próximos cinco años, anunció que en el futuro seguirá en curso su político de mano dura, y quiere reformar la Consitución para incrementar su poder.
El camino de Argelia hacia la democracia podría sufrir algunos traspiés si el jefe de Estado mantiene su postura intransigente y los acuciantes problemas sociales no encuentran solución.
