WASHINGTON.- El Secretario de Justicia de EE.UU., John Ashcroft, culpó hoy a la administración del Presidente Bill Clinton de "ponerse una venda en los ojos" frente al terrorismo que impidió anticipar los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Durante casi una década nuestro Gobierno se puso una venda en los ojos frente a nuestros enemigos", dijo Ashcroft durante su comparecencia ante la comisión independiente que investiga el 11-S.
El Secretario de Justicia aseguró que, desde que llegó al cargo, trató de eliminar las trabas burocráticas y legales que durante años impidieron a la CIA y al FBI perseguir con eficacia a grupos terroristas como Al Qaeda, y compartir información vital.
Ashcroft aseguró que existía una "muralla legal" que dificultaba el contacto entre investigadores criminales de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y que eso fue lo que impidió establecer una conexión entre los indicios que había de un atentado de Al Qaeda.
Esas trabas eran tales, añadió, que "incluso si (las fuerzas especiales) hubieran podido penetrar en los campos de entrenamiento de (Osama) Bin Laden, hubieran necesitado un equipo de abogados" para determinar que tipo de acción podían tomar frente a los terroristas.
Ashcroft subrayó que fue necesario que llegara la administración del Presidente George W. Bush en 2001 para que se cambiara de estrategia y para que, frente a las órdenes de capturar al máximo dirigente de Al Qaeda, se optara por autorizar su asesinato.
La comparecencia se produjo en un día en que la comisión constató mediante diversos informes que un buen funcionamiento de los canales de contacto entre la CIA y el FBI hubiera sido una baza decisiva para evitar los atentados que mataron a más de 3.000 personas.
Ashcroft desmintió unas declaraciones previas ante la comisión de Thomas Pickard, director en funciones del FBI en los meses anteriores al 11-S, en las que aseguró que el secretario de Justicia le dijo que "no quería oír nada más" sobre las amenazas de Al Qaeda.
"Nunca le dije que no quería oír más sobre terrorismo", afirmó visiblemente alterado Ashcroft, quien subrayó que no sólo no ignoró las informaciones que advertían de las acciones de Al Qaeda en EE.UU., sino que presionó a Pickard para que le mantuviera al tanto.
El testimonio del secretario de Justicia puso fin a una jornada de comparecencias públicas ante la comisión de responsables del FBI y de la CIA, que fueron interrogados sobre las razones que impidieron que se descubriera el plan de Al Qaeda de secuestrar aviones comerciales para utilizarlos como misiles.
Pickard admitió que "no teníamos buenas fuentes en Al Qaeda" y el ex jefe de las actividades antiterroristas de la CIA Cofer Black afirmó que "no teníamos gente suficiente para hacer el trabajo ni suficiente dinero para hacer frente a una tarea de esta magnitud".
Black subrayó la contradicción que supone que se financiara más generosamente a los servicios policiales y de inteligencia después del 11 de septiembre de 2001: "cuando no tienes dinero, la gente muere. Cuando la gente muere, recibes más dinero".
La muestra más evidente de la falta de coordinación y de eficacia en el manejo de los datos fue que el propio Pickard no tuvo conocimiento de la detención de Zacarias Moussaoui, conocido como el "secuestrador numero 20" del 11-S, hasta después de los atentados.
Moussaoui fue detenido el 16 de agosto de 2001, mientras hacía prácticas de vuelo en Minesota, por irregularidades en su visado, y la falta de coordinación en el FBI impidió siquiera lograr una orden judicial para autorizar el registro de su ordenador.