PORTO VELHO, Brasil.- El número de muertos en el motín que desde hace cinco días sacude el penal brasileño de Urso Branco puede aumentar a 13, si se confirman las informaciones suministradas hoy en la ciudad amazónica de Porto Velho por reclusos que se escaparon de la institución.
Ocho presos que habían sido hechos rehenes por los líderes de la rebelión lograron fugarse del penal entre la noche de este miércoles y la madrugada de hoy.
Uno de ellos, quien saltó desde una altura de 15 metros para alcanzar la calle, fue hospitalizado en grave estado, mientras que los demás sufrieron sólo heridas leves.
Según esos presos, que se fugaron por temor a ser asesinados por los líderes de la rebelión, en el interior del penal se encuentran los cadáveres de otros cuatro reclusos que aún no han sido exhibidos por los líderes de la rebelión.
La información todavía no ha sido confirmada por las autoridades del Estado de Rondonia, que calculan en nueve el número de víctimas fatales de la rebelión en el penal, que alberga a casi 1.400 reclusos, pese a que sólo tiene capacidad para 350.
Además permanecen en el interior del penal en Porto Velho unas 165 personas tomadas como rehenes cuando visitaban a sus familiares el domingo. Las autoridades de Rondonia, sin embargo, sostienen que esas personas permanecen voluntariamente en la institución.
La tensión en Urso Branco se agudizó hoy, ante la suspensión de las negociaciones con los presos, que el martes rechazaron un acuerdo propuesto por la gobernación provincial.
Las autoridades informaron que decidieron suspender el diálogo con los rebelados ante la sospecha de que el motín es parte de un plan de fuga masiva.
Según la Secretaría de Seguridad Pública, se sospecha que los presos pretenden "ganar tiempo" para escaparse a través de un túnel y que algunos de ellos tienen armas de fuego en su poder.
Desde este miércoles se interrumpió el suministro de luz, agua y alimentos al penal, como forma de presión para poner fin a la rebelión.
Además, la policía militarizada realizó anoche una simulación de invasión de la institución, que hizo aumentar el ambiente de nerviosismo entre los amotinados, que destruyeron instalaciones e incendiaron un pabellón.
Sin embargo, las autoridades afirmaron que la alternativa de invadir el penal Urso Branco está descartada por el momento, ya que se teme poner en peligro la vida de los familiares de presos que permanecen en la institución.
La tensión en el penal se inició el viernes pasado, cuando tres presos fueron asesinados por sus compañeros durante una pelea entre facciones rivales.
El motín estalló el domingo, cuando sus líderes tomaron a 24 reclusos como rehenes y degollaron a varios de ellos, mientras presentaban a las autoridades una lista de 20 demandas, entre ellas la destitución del director del penal, Luiz Teixeira.