RÍO DE JANEIRO.- El mecánico brasileño Francisco das Chagas, que hace un mes confesó haber asesinado a 28 niños en el estado norteño de Marañón, admitió su autoría en la muerte de otros 12 menores en el estado de Pará, informó hoy la policía.
Das Chagas, de 34 años y que está preso desde diciembre pasado, confesó los doce nuevos homicidios en interrogatorios a los que fue sometido en los últimos días, dijo hoy el gerente de Seguridad Pública en el estado de Marañón, Raimundo Cutrim.
El mecánico dijo que mató doce niños entre 1989 y 1993, período en que vivió en la ciudad amazónica de Altamira, en el interior del estado de Pará, según el jefe policial.
Admitió igualmente que en todos los casos, como en Marañón, actuó sin cómplices.
El asesino confeso, que fue arrestado en diciembre pasado en la ciudad de Sao Luis, capital de Marañón, por su presunta responsabilidad en la muerte de un niño, confesó en marzo que asesinó a 28 menores de edad en dicha región en los últimos once años.
Todas las víctimas, de sexo masculino y de menos de 15 años, desaparecieron en circunstancias similares en barrios periféricos de Sao Luiz, y algunas fueron encontradas con sus órganos sexuales extirpados, al igual que las de Altamira.
El mecánico comenzó a admitir la autoría de los crímenes luego de que la policía, en una excavación realizada en el jardín de su casa, hallase los restos de tres de los menores asesinados.
En su confesión, Das Chagas dijo que mató a los menores dándoles a golpes en la cabeza.
El gerente de Seguridad Pública de Marañón dijo que envió un informe sobre la confesión a la Policía Federal brasileña y a las autoridades regionales de Pará debido a que cinco de los homicidios admitidos por Das Chagas fueron imputados a otras tantas personas.
Los acusados de las cinco muertes fueron juzgados el año pasado en Belén, la capital de Pará, y cuatro de ellos condenados a penas de entre 35 y 77 años de prisión, que purgan actualmente.
Los cinco acusados integraban la secta Lineamiento Universal Superior (LUS), con sede en Argentina, que, según admiten sus propios miembros, considera a los niños nacidos después de 1981 como portadores de una "energía nefasta".
Los miembros de la secta fueron acusados de torturar, castrar y asesinar a cinco menores en Altamira en 1990, pero la líder del grupo, una mujer de 73 años que se dice vidente, fue absuelta de las acusaciones en diciembre pasado.
Seis de los siete jurados en el proceso contra Valentina de Andrade consideraron que la fiscalía no presentó pruebas que demostraran su culpabilidad.
