VARSOVIA.- El primer ministro polaco Leszek Miller renunció el domingo en medio de una fuerte caída de su popularidad y una división de su partido, un día después del histórico ingreso del país a la Unión Europea. Será reemplazado por el ex ministro de finanzas Marek Belka.
La dimisión de Miller deja al descubierto la incertidumbre que afecta a un aliado militar clave de las fuerzas de la ocupación en Irak.
Miller renunció en una ceremonia realizada en el palacio del presidente Aleksander Kwasniewski, y manifestó que pese a los problemas de su gobierno, se sentía orgulloso de haber logrado que Polonia se constituyera en miembro de la UE, la meta más importante que se había fijado para su administración.
“Ese objetivo fue conseguido”, expresó Miller a Belka, Kwasniewski y otros líderes. “Me siento orgulloso de haber liderado un gobierno que logró lo que parecía imposible”, dijo. Tras su discurso, Miller y Kwasniewski se dieron las manos y se abrazaron.
Kwasniewski ha manifestado sus esperanzas de que la partida de Miller ayude a estabilizar a Polonia, pero no queda claro si el parlamento apoyará a Belka para bajar un abultado déficit fiscal y un desempleo que ha trepado al 20%.
Sin embargo, no se espera que la designación de Belka afecte la continuidad de Polonia al frente de una fuerza multinacional de unos 9.000 soldados en Irak. Varios de los ministros claves permanecerán en sus puestos, entre ellos el canciller Wlodzimierz Cimoszewicz y el ministro de defensa Jerzy Szmajdzinski.
Belka ha expresado que continuará con la política de Kwasniewski y Miller de permanecer en Irak hasta que la situación se estabilice en esa nación.
Los legisladores de la cámara baja deberán votar dentro de un período de dos semanas para aprobar o no a Belka. En el caso de que lo rechacen, podrían realizarse elecciones en los próximos meses, un año antes de lo previsto.
Los porcentajes de aprobación al gobierno de Miller -el octavo desde la caída del comunismo hace 15 años- llegaron a sus niveles más bajos, impulsados por los recortes a los gastos sociales para preparar el ingreso de Polonia a la UE. Las acusaciones de corrupción entre funcionarios del gobierno y una reforma del sistema de atención de la salud, también socavaron al gobierno de Miller.