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Soldados norteamericanos torturaban riendo

Crudo relato de único militar que está colaborando con las investigaciones de torturas en la cárcel Abu Ghraib

14 de Mayo de 2004 | 16:57 | ANSA
WASHINGTON.- Los soldados estadounidenses que torturaron a los detenidos iraquíes en la prisión de Abu Ghraib abusaban de ellos riendo, entre los gemidos y los gritos de los prisioneros, según la cruda descripción de Jeremy Sivits, hasta ahora el único de los militares acusados que aceptó colaborar con la investigación.

El relato se sumó a las constantes revelaciones sobre los hechos cometidos en la cárcel y ayudó a obtener una imagen cada vez más detallada de las torturas perpetradas por los siete soldados que serán sometidos a corte marcial.

Del conjunto surge que el más sádico era el cabo Charles Graner, el ex guardiacárcel que golpeaba a los prisioneros desnudos encima de las heridas previas.

Y la más "divertida" era su novia, la soldado Lynndie England, inmortalizada en la fotografía en la que lleva a un preso con una correa al cuello.

La menos convencida era, al parecer, la soldado Sabrina Harman -quien colocó los electrodos en el prisionero fotografiado con capucha y brazos en cruz-, ya que una expresión de disgusto surcaba a menudo su cara, aunque esto no la distraía de seguir tomando imágenes de los detenidos sometidos a humillaciones sexuales.

Los detalles de la confesión del soldado Sivits fueron contrastados con los que brindó Graner, quien hoy fue incriminado por una larga serie de delitos relacionados con el maltrato de prisioneros.

Las confesiones concuerdan sobre las atrocidades sufridas por los prisioneros, pero surgieron distintas posiciones sobre a quién corresponde la responsabilidad.

Sivits describe las torturas como iniciativa personal de los siete soldados durante las horas de aburrimiento en la prisión, mientras que Graner y England afirman haber seguido las órdenes de sus superiores y subrayan el papel fundamental jugado por los agentes de inteligencia -oficiales y privados- en los interrogatorios.

"Si nuestros comandantes hubieran descubierto lo que estábamos haciendo habríamos terminado inmediatamente en problemas", dijo Sivits, en una declaración que gustó mucho al Pentágono, que está tratando de reducir la responsabilidad de las torturas a unas pocas "manzanas podridas" de bajo rango.

La general Janis Karpinski, responsable de la cárcel, insistió hoy que eran los servicios de inteligencia los que tenían el control completo de la prisión al momento de las torturas, y aseguró que pidiós superiores más soldados para controlar el lugar.

La mujer fue suspendida de su cargo pero todavía no fue incriminada.

En el relato de Sivits, la peor parte la lleva Graner, quien habría obligado a prisioneros a desnudarse y masturbarse, apilado a los detenidos en pirámides humanas y quien se hizo fotografiar en varias ocasiones, a veces junto a su novia England, con un pie sobre la cabeza de prisioneros inmovilizados, al estilo de las fotos que se toman los cazadores con sus presas.

En cambio, el sargento Ivan Frederick era más directo, aplicando fuertes patadas en el pecho de los prisioneros, tan potentes que les provocaban paros circulatorios temporales.

El otro sargento, Javal Davis, tenía una técnica distinta: saltaba con todo su peso sobre los dedos de las manos y de los pies de los detenidos, sin detenerse por los gritos ensordecedores.

Los relatos hablan de soldados que orinaban sobre los detenidos, de amenazas de violación (algunos detenidos fueron sodomizados con objetos), y de perros furiosos con los que azuzaban a los prisioneros desnudos.

El abogado de Graner dijo que presentará como defensa una serie de fotos en las que prisioneros iraquíes, maniatados desnudos y apilados en el suelo, están rodeados por al menos cuatro presuntos agentes de la inteligencia estadounidense y un "Rambo" privado, el corpulento Steven Stefanowicz quien, según el cabo, era el responsable de los interrogatorios y daba órdenes en Abu Ghraib sin que nadie lo discutiera.