Una de las fotos que muestra los abusos cometidos por estadounidenses contra presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib (Foto: AP).
BAGDAD.— Saddam Saleh dice que sus torturadores estadounidenses le dijeron que era uno de una serie de prisioneros iraquíes encapuchados y desnudos que aparece en una foto mientras una sonriente soldado señala sus genitales. "Ése es usted en la fotografía", le dijo uno de sus guardias mostrando la ahora infausta foto. "Usted es el más gordo de todos ellos. Tiene que ser usted".
Saleh, de 29 años, dice que asistirá el miércoles a la corte marcial contra el soldado Jeremy Sivits, el primer militar en ser procesado por los presuntos abusos contra presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib.
Saleh, que fue liberado el 28 de marzo luego de cuatro meses en Abu Ghraib, es el segundo iraquí en identificarse en una de las fotografías que causaron indignación a nivel internacional por el tratamiento estadounidense a prisioneros. El primero fue Haidar Sabbar Abed, quien cree que estuvo en un par de fotografías.
Saleh dijo que recordaba los nombres de sus torturadores y proyecta entablar demandas contra ellos.
El ex detenido dijo recordar que los guardias tomaron varias fotografías de los prisioneros. Aunque estaba encapuchado, pudo escuchar el sonido de la cámara fotográfica y percibir el destello electrónico.
Saleh dijo que su arresto se debió a un mal entendido. Él fue a la policía iraquí a denunciar que había visto un vehículo sospechoso. Consigo llevaba gran cantidad de dinero con el que proyectaba comprar muebles para su boda. Una vez la policía descubrió que llevaba dinero encima, entró en sospechas y lo entregó a los soldados estadounidenses.
Saleh fue enviado a Abu Ghraib, una cárcel que ya conocía, pues había estado allí bajo el régimen de Saddam Hussein, en 1999, por haber tratado de eludir el servicio militar.
"Fui torturado durante la época de Saddam, pero la tortura fue preferible a esta última porque no me obligaron a permanecer desnudo", expresó.
Saleh dijo que comenzó a ser torturado por los estadounidenses siete días después de ingresar a la prisión.
"Había un oficial de inteligencia que se llamaba Steven, que tenía una barbita de chivo. El estaba a cargo de la tortura", indicó Saleh. Él era el que le decía a los torturadores, 'este tipo ya ha tenido bastante, o a este tipo hay que seguirlo torturando' ", contó Saleh.
Para evitar que continuaran las torturas, Saleh dijo que admitió ante sus interrogadores tener vínculos con la red terrorista al-Qaeda.
"Dije eso con la esperanza de que me mataran", relató.
Al parecer, los interrogadores se dieron cuenta que Saleh no tenía vínculos con los terroristas, pues finalmente fue dejado en libertad.
