TEHERÁN.- Un numeroso grupo de islamistas iraníes atacó hoy la embajada de Gran Bretaña en Teherán, en protesta por los ataques de las fuerzas aliadas contra las ciudades santas del sur de Irak.
En una manifestación previa, miles de manifestantes quemaron banderas de Gran Bretaña y Estados Unidos y arrojaron cócteles molotov contra la legación. Los islamistas exigieron el retiro de la bandera británica dentro de la sede diplomática y la expulsión del embajador.
El ambiente de tensión frente a la embajada derivó en enfrentamientos entre los islamistas y decenas de policías antidisturbios, que tuvieron problemas para controlar el desorden.
Finalmente, la policía obligó a la multitud a dispersarse y algunos de los islamistas fueron trasladados a vehículos policiales. Sin embargo, no quedó claro de qué manera fueron arrestados, informó la agencia de noticias estudiantil ISNA.
Un empleado de la embajada señaló que la sección consular de la legación ha sido cerrada por el momento.
Miles de iraníes asistieron a una concentración de protesta organizada por el Estado en la Plaza de la Revolución, en el oeste de Teherán, con el fin de evitar protestas violentas ante la embajada de Gran Bretaña.
Sin embargo, muchos islamistas abandonaron la concentración, se reunieron por segunda vez en 48 horas ante la embajada británica y juraron iniciar la Yihad (Guerra Santa) contra las fuerzas aliadas como represalia a los ataques a las ciudades santas de Karbala y Nayaf, en el sur de Irak.
Los islamistas afirmaron que tan pronto como el líder supremo, el ayatollá Ali Jamenei, les dé la orden necesaria, iniciarán la Yihad. "Las órdenes del líder son las órdenes del profeta", gritaron los manifestantes, en referencia al profeta Mahoma.
Como sucesor del anterior guía espiritual y líder de la revolución islámica de Irán, el ayatollá Rudollah Jomeini, Jamenei tiene la autoridad de declarar la Yihad, aunque de momento se ha abstenido.
Aun así, Jamenei dijo hoy que Estados Unidos ha dado un paso altamente irrespetuoso y peligroso que eventualmente llevará no sólo a la derrota de las fuerzas aliadas en Irak, sino también a desatar una tormenta en el mundo islámico.
"A pesar de que inicialmente creían que se trataba de un juego fácil, Estados Unidos se ha involucrado en un juego peligroso en el que poco a poco se enfrenta al sabor amargo de la derrota", afirmaba la televisión estatal, citando a Jamenei.