NUEVA DELHI.— Manmohan Singh, el artífice de las reformas económicas de la India que fue designado como el próximo Primer Ministro del país, prometió restaurar la armonía religiosa, mantener las inversiones y buscar la paz con Pakistán.
El nombramiento de Singh ayer miércoles culminó con una semana de confusión política en la que Sonia Gandhi, al frente de la dinastía política más poderosa de la India, declinó asumir como Primera Ministra.
Gandhi continúa siendo la líder del Partido del Congreso, que derrocó a la fuerza nacionalista hindú de Atal Bihari Vajpayi en las recientes elecciones nacionales.
Singh, un sij, se convertirá en el primer líder indio cuyo origen no es hindú y será el titular de la coalición gobernante denominada Alianza Progresista Unida.
"La unidad y la armonía entre las comunidades son una prioridad", expresó el futuro gobernante, y pidió a los indios que apliquen la tolerancia inherente del hinduismo, la religión predominante de esta nación de más de mil millones de habitantes.
"Somos la civilización más tolerante del mundo, ésa es nuestra gran herencia. Tenemos que fortalecer y cimentar nuestro desarrollo en ese legado", sostuvo.
Los sijs y los hindúes han mantenido cercanas relaciones en la India durante siglos, con excepción de un período tenso en 1984, después del asesinato de la Primera Ministro Indira Gandhi, suegra de Sonia, a manos de su guardaespaldas sij en su casa.
En un discurso que ofreció a la nación, Singh dijo que las reformas económicas impulsadas por el gobierno de Vajpayi continuarán, pero aclaró que no dejarán de lado a los sectores rurales y a las minorías étnicas que, de acuerdo con el Partido del Congreso, fueron ignorados por la anterior administración.
Indicó también que las "relaciones amistosas" con Pakistán serán una prioridad.