MADRID.- El diseñador Manuel Pertegaz acertó plenamente. Letizia Ortiz apareció en la catedral de la Almudena de Madrid con un vestido de novia que le iba como anillo al dedo. El modisto supo captar el estilo de la que ya es Princesa de Asturias.
Sobre todo acertó en el cuello y el escote, muy similar al cuello chimenea que tanto le gusta a la ex periodista para sus trajes de chaqueta y que ha puesto de moda en toda España tras la petición de mano, en la que vistió un traje blanco con ese cuello de Armani.
El de hoy era un cuello "corola" -así lo llaman los entendidos en el arte de la moda- con flores bordadas en hilo de plata y oro hilado.
El vestido de novia de Letizia Ortiz, de color blanco tunecino con una cola de 4,5 metros de largo, fue toda una obra de arte.
"Su aparente sencillez conlleva la compleja y difícil tarea del patrón, como un puzzle en el que cada pieza y costura encajan unas con otras", afirmó Pertegaz.
Un modelo de línea Princesa, de estilo sobrio y corte continuado desde los hombros al suelo, para la ya Princesa de Asturias.
"Pertegaz es espléndido. Su elegancia y sencillez son enormes. Es como Balenciaga", comentó el diseñador español Adolfo Domínguez, uno de los preferidos de la princesa de Asturias. "Y Letizia marcará tendencia, como Rania de Jordania", añadió.
Pero como en todas las bodas, no sólo el vestido de la novia suscitó atención. Las miradas estaban puestas en todas las mujeres invitadas.
Los hombres, como no tienen tanto donde elegir para vestirse, van todos muy parecidos y no despiertan expectación. Aunque hay que decir que el príncipe Carlos de Inglaterra no estuvo muy acertado, al vestir un chaqué gris y no oscuro.
La reina Sofía llevaba, como manda el protocolo, una mantilla negra. Su traje, un vestido largo de color crema, fue diseñado por Margarita Nuez.
También la infanta Elena eligió mantilla para el enlace y acompañar su traje de falda y chaqueta de fondo rosa y bordados de inspiración goyesca. Su hermana, la infanta Cristina, vistió un vestido en color amarillo oro, a juego con la pamela y el bolso y conjuntado con abrigo gris calado.
La madre de Letizia, Paloma Rocasolano, apareció de rojo chillón, vistiendo un traje de chaqueta con falda y pamela a juego.
La realeza europea despertó también admiración y alguna que otra decepción, como la de Carolina de Mónaco. La princesa, que apareció sin su marido, Ernesto de Hannover, no estuvo a la altura de la llamativa elegancia con la que siempre se ha caracterizado, pese a vestir de Chanel. Vistió un traje de chaqueta con falda en tonos azules y, pese a la pamela que lució, no logró disimular la falta de peluquería.
La princesa Mette-Marit de Noruega tampoco lució mucho. Su vestido rosa pálido bajo una chaqueta marrón clara no tenía mucha gracia.
La princesa Máxima de Holanda apareció con una levita rosa pálido sobre un vestido corto. Lo que llamó la atención de ella fue una gran pamela rosa.
Las reinas Noor y Rania de Jordania estuvieron como siempre entre las más elegantes. Noor, como habitualmente, llevaba un pañuelo cubriéndole la cabeza. Eligió una elegante lores sobre un vestido. Y Rania vistió una falda larga azul con encaje blanco.
La esposa de Nelson Mandela, Graca Machel, puso un toque étnico con una chaqueta larga de color granate y reminiscencias africanas.
Pero el verdadero toque original estuvo a cargo de una española: La diseñadora Agata Ruiz de la Prada apareció en la boda de los futuros reyes de España con un vestido corto con los colores de la bandera republicana.
