JIMANI, República Dominicana.— Las familias removían hoy frenéticamente el barro en busca de sus parientes, mientras un centenar de cadáveres se apilaban en la morgue improvisada de una aldea de la frontera haitiano-dominicana arrasada por lluvias torrenciales.
Las radios informaron de unos 60 muertos del lado haitiano.
Cadáveres embarrados e hinchados atestaban la morgue del hospital en Jimani. Un periodista de The Associated Press contó unos 100 cadáveres. Durante la noche, las familias recogieron otros 70 cuerpos.
Las autoridades preveían enterrar los cuerpos no reclamados en una fosa común el martes, dijo Juan Dotel, presidente de la Cruz Roja Dominicana.
Las radios haitianas Vision 2000 y Metropole informaron de 60 muertos, en su mayoría de Fond Parisienne y otras aldeas del sur de Haití.
Las inundaciones fueron las más mortíferas de la historia reciente.
En 1994, aludes de barro provocados por la tormenta tropical Gordon mataron a 829 haitianos.
Decenas de personas estaban desaparecidas y se temía que hubiesen muerto, dijo el director de la Comisión Nacional de Emergencia dominicana, Radhamés Lora Salcedo, el lunes, horas después de que las lluvias provocaran el desborde del río Solie antes del amanecer. Un torrente de barro arrasó las casas de la aldea rural a unos 10 kilómetros de la frontera.
Mientras los vecinos buscaban sus parientes desaparecidos, trabajadores desenterraban cadáveres del barro. Había cadáveres tendidos junto al camino principal.
La gente rondaba por las calles entre los árboles y postes de electricidad caídos. Las ambulancias hacían cola para recoger a los muertos.
Las autoridades usaban la sala del generador del hospital como depósito de cadáveres porque la morgue verdadera estaba inundada. Rescatistas llegaban sin cesar con más cadáveres.
"Encontraron a mi hija. Ahora veré si me queda algo de familia", dijo Elena Díaz, de 42 años, entre sollozos en una larga cola frente a la morgue a donde fue en busca de su yerno y sus tres nietos.
Dijo que la casa de su hija fue arrastrada por el feroz río Solie, que se llevó todo el vecindario en este pueblo del oeste de República Dominicana, cerca de la frontera con Haití. Pocas casas quedaron intactas.