BUENOS AIRES.— El Presidente de Argentina, Néstor Kirchner, retornó hoy a su despacho de la Casa de Gobierno, después de una semana de estar afectado por una fuerte gripe que, incluso, le impidió participar de la reciente Cumbre de Guadalajara.
Aguardan a Kirchner esta semana decisiones políticas y económicas importantes, principalmente la relacionada con la oferta final que hará la Argentina a los acreedores privados de su deuda.
La deuda con los tenedores de bonos asciende a unos 82.000 millones de dólares. La Argentina entró en cesación de pagos (default) con ellos en diciembre de 2001.
El gobierno, en cambio, siguió pagando los intereses de su deuda con los organismos financieros internacionales, estimada en 84.000 millones de dólares.
Kirchner tendrá también que superar el diferendo surgido con Felipe Solá, gobernador de la provincia de Buenos Aires, la principal de la Argentina, que está reclamando al gobierno federal la cancelación de una deuda millonaria que colaboradores del Presidente no reconocen.
La tensa relación de Kirchner con su correligionario peronista Solá obedece en parte a la negativa del gobernador a firmar el nuevo régimen para la coparticipación de impuestos federales, que las restantes provincias aceptan.
Ese régimen es una de las condiciones puestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reprogramar la deuda externa argentina.
Kirchner se ha mostrado también crítico con el manejo que hace Solá del tema de la inseguridad, un flagelo en la provincia de Buenos Aires, particularmente en el cinturón urbano que rodea a la Capital Federal.
