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Blair podría sufrir una fuerte derrota en elecciones para Parlamento Europeo

Las encuestas han revelado que la política del país en Irak jugará un importante papel en los comicios, lo que podría significar un duro revés para el Primer Ministro y su partido, el Laborista.

09 de Junio de 2004 | 07:51 | DPA
LONDRES.- Las elecciones para el Parlamento Europeo estarán influidas en Gran Bretaña por la política en Irak y no por los grandes temas del bloque, según establecen las últimas encuestas, y el Partido Laborista de Tony Blair podría sufrir un fuerte revés.

En los comicios, que en Gran Bretaña se celebran mañana jueves, el laborismo podría caer incluso hasta el tercer puesto por el castigo de los ciudadanos, por detrás de los habitualmente relegados liberaldemócratas.

De confirmarse este hecho, Blair enfrentaría una verdadera revolución entre sus filas, ya que el partido podría concluir que las elecciones parlamentarias británicas que probablemente serán el año próximo no pueden ganarse con el primer ministro al frente.

La guerra de Irak es vista por los ciudadanos como un fiasco tal que ya nadie se interesa por los éxitos laboristas en los terrenos económico o social. Y mientras que Blair es visto en la UE como el "freno" al proceso de integración, en su propio país es acusado de traidor por querer acabar "con la independencia milenaria británica" para someter a la nación al "yugo de Bruselas".

Para contener al menos parte de las críticas, Blair exigió en las últimas semanas una rebaja de la Constitución europea. Muchos periódicos lo comparan ahora con Margaret Thatcher, que en su fase final se convirtió en cada vez más euroescéptica.

Después de las elecciones en la India, las de la Unión Europea (UE) son las más grandes del mundo: unos 342 millones de personas están llamadas a votar esta semana para elegir a los miembros del Parlamento Europeo. Pero en los países miembros la participación ha ido cayendo en los últimos años y sólo vota alrededor del 90 por ciento en Estados donde el sufragio es obligatorio, como Bélgica o Luxemburgo.

Gran Bretaña es uno de los países más escépticos. En 1999, durantes las últimas elecciones, sólo votó el 24 por ciento.

La propia UE reconoce que en algunos países tiene muy mala prensa. El lector medio británico vincula el bloque con leyes europeas que establecen el grado de curvatura del banano, un presunto complot de Bruselas para prohibir los autobuses ingleses de dos pisos o con "la amenaza a la gloriosa cisterna británica del inodoro" ("Daily Express").

Los éxitos de la UE son presentados a menudo como logros británicos. Por ejemplo, en la misión europea a Marte "Beagle 2", el sistema de aterrizaje -que se demostró defectuoso- fue diseñado por los británicos, mientras que los aparatos científicos eran franceses, italianos, suecos y alemanes y la antena de comunicación española.

Trabajadores italianos montaron las piezas y los franceses programaron la computadora de a bordo. ¿Pero cómo era el titular del "Times"? "Gran Bretaña, camino a Marte". cm-bd

Pese a ello, el euroescepticismo no se basa solamente en la propaganda de la prensa y en un nacionalismo corto de miras. El Parlamento Europeo de Estrasburgo está muy lejos para los británicos frente a un sistema propio en el que los diputados pasan al menos un día de la semana en su distrito escuchando las protestas de los ciudadanos.

En la comparecencia semanal del primer ministro ante la Cámara de los Comunes, los diputados no dudan en sacar a Tony Blair del debate candente sobre Irak y preguntarle por el cierre de una oficina postal en un pueblo cualquiera. Por eso el proceso de decisión del Parlamento Europeo parece a los británicos incomprensible y fuera de su alcance.

Otro argumento es que el Legislativo no tiene ningún poder. Eso se debe posiblemente a que los medios informan sobre todo de lo que se hace en el Consejo de Ministros -la representación de los países- y así parece que fuera éste el que decide todo. La realidad es muy diferente: el Parlamento es responsable de más del 80 por ciento de las leyes medioambientales y de consumo. Se trata de un órgano poderoso, algo que reconoció hace poco hasta el euro escéptico "Daily Telegraph".
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