ASUNCIÓN.- Tres choferes de autobús paraguayos que permanecen clavados a una cruz en demanda de la restitución de las licencias a las empresas para las que trabajan continuaron hoy la medida de fuerza a la espera de una solución a su situación laboral.
Silverio Recalde, de 48 años, Luciano Díaz (27) y Ramón Vera (48) permitieron que se les crucificara el lunes, martes y miércoles, respectivamente, para reforzar el paro y la huelga de hambre que mantienen trabajadores de varias compañías a las que la Secretaría de Transporte del Área Metropolitana de Asunción retiró la licencia.
Los huelguistas permanecen en una carpa improvisada sobre una acera frente a la sede de la Secretaría, en compañía de familiares que les suministran líquidos y aplican curas en las manos con antisépticos.
El médico forense José Lezcano, que visitó hoy a los crucificados, afirmó que las heridas provocadas por las puntas con las que se atravesaron las manos revisten "gravedad" y que, dependiendo de la respuesta de cada uno de ellos, podrían incluso provocar un "shock de consecuencias impredecibles".
Varios enfermeros que también se acercaron al lugar de la protesta para dar asistencia médica fueron abucheados por los movilizados.
Los empleados acusan a la Secretaría de haber suspendido a las compañías, propiedad de los propios trabajadores, para conceder las autorizaciones de explotación de los itinerarios "a cuatro o cinco propietarios que quieren monopolizar" el sector y a los trabajadores de otras líneas de falta de solidaridad.
"Hay compañeros que se han vendido y van a pagar por lo que han hecho", indicó Juan Ruiz Díaz, uno de los dirigentes de los empleados movilizados, al asegurar que continuarán con las medidas de fuerza hasta encontrar una solución a la situación de desempleo en la que han quedado, según dijo, 300 chóferes.
Ceferino Chapar, otro de los conductores que secundan la protesta, indicó que la oferta presentada por la Secretaría, que ha pedido el fin de la protesta y ha propuesto que los desempleados se incorporen a otras líneas o a las nuevas concesionarias, "es inviable".
"Ninguna empresa puede tomar 80 empleados para ponerlos a trabajar. Casi todas las líneas tienen problemas y va a terminar pasando por lo mismo (la retirada de las licencias)", dijo Chapar.
