LA HAYA.- El Tribunal de Apelación de La Haya confirmó hoy la pena de cadena perpetua y tratamiento psiquiátrico impuesto a Lucy de Berk, conocida como la "enfermera de la muerte", por el asesinato de siete pacientes y el intento de asesinato de otros tres.
Este fallo, de 207 páginas, confirma la sentencia de marzo de 2003 del Tribunal de Instrucción de La Haya, en el que se condenó a la enfermera por la muerte de 4 de sus pacientes, tres menos que en la Apelación, y por tres intentos de asesinato.
Durante las casi tres horas de lectura de la sentencia de hoy, los jueces afirmaron que la enfermera, de 42 años, actuó "conscientemente y con premeditación".
Cuando Lucy de Berk escuchó por primera vez que se la consideraba culpable de una de las muertes, se levantó del banquillo de los acusados y en medio de sollozos dijo "yo no lo he hecho, no puedo escuchar más", lo que provocó que fuese retirada de la sala.
Los pacientes de la enfermera eran niños de entre 0 a 6 años y personas que sufrían enfermedades crónicas y cuyas muertes se produjeron de forma "inesperada" por "razones externas", que responden al suministro de sobredosis de medicinas, según la sentencia.
Los jueces explicaron con detalle las circunstancias de la muerte de una niña de 6 meses, que falleció, según pruebas toxicológicas, por la "inyección letal e intravenosa de digoxina", un medicamento suministrado en casos de problemas de cardíacos.
"La acusada tenía conocimiento de la peligrosidad de la sustancia digloxina", dijeron los magistrados en la Sala del Tribunal.
Todas las muertes o episodios de reanimación de pacientes tuvieron lugar durante turnos de guardia de la enfermera y "no existen pruebas estadísticas de que ello se produjese por casualidad", según la sentencia.
El Tribunal de Apelación también usó como prueba contra la enfermera fragmentos de su diario en los que hacía referencia a "una compulsión", a "un secreto que guardaré hasta la tumba".
Estos, según los jueces, "no pueden ser más que la rara tendencia a acabar con la vida de pacientes gravemente enfermos".
El mismo día en que falleció una de las ancianas enfermas a su cargo, De Berk escribió en su diario: "Hoy he vuelto a dar paso a mi compulsión y con ella hago felices a personas".
La enfermera argumentó durante el juicio que tal "compulsión" no era más que el leer las cartas de Tarot a sus pacientes, lo que fue hoy calificado por los jueces de "falto de credibilidad".
Los estudios psicológicos realizados a la enfermera no pudieron demostrar que sufriera trastornos mentales serios que pudieran explicar los crímenes que supuestamente cometió.
Sin embargo, los jueces estimaron necesario combinar la pena de cadena perpetua con un tratamiento psiquiátrico "para prevenir que vuelva a la sociedad sin ser tratada y así evitar el riesgo de reiteración del delito".
En Holanda la cadena perpetua supone la prisión por un máximo de 35 años, pero existe la posibilidad de reducción de pena por buen comportamiento.
