JERUSALÉN.- La Coste Suprema de Justicia ordenó hoy al Ministerio de Defensa dejar en suspenso la construcción de un tramo del "muro de seguridad", que levanta en Cisjordania, al aceptar una demanda de tres aldeas palestinas.
Si esa valla de separación se levantara, los campesinos de la aldea de Dir Balut quedarían aislados de 4.000 hectáreas de sus tierras de cultivo, según sostuvieron sus abogados de dos organizaciones dedicadas a la protección de los derechos humanos.
También perjudicaría ese tramo del muro a los habitantes de otras dos localidades rurales, Rafat y Azayuía, situadas al este de la ciudad israelí de Rosh Haayin.
El fallo, que otorga al Ministerio israelí 72 horas para explicar sus argumentos en favor del trazado que cuestionan los damnificados, fue precedido el pasado miércoles por otro que obliga al Gobierno a cambiar un tramo de 30 de los 40 kilómetros del muro al norte de Jerusalén, pues, de lo contrario, serían perjudicados 35.000 palestinos.
También el pasado jueves la Suprema Corte ordenó cesar con argumentos similares las obras para levantar el muro en el distrito de Belén, al sur de Jerusalén, junto al asentamiento judío de Har Jomá.
Los jueces del Tribunal, duramente criticados por ministros de la derecha ultranacionalista, han alegado en sus fallos que la construcción del muro -condenado por la mayor parte de la comunidad internacional- "es legal" en cuanto que responde a la necesidad de resguardar la seguridad de los israelíes, pero aún así debe levantarse tomando en cuenta las necesidades de los palestinos.
El Tribunal Internacional de La Haya, a petición de la Asamblea General de la ONU en diciembre del año pasado, tiene que expedirse el próximo viernes acerca de la legalidad de esa valla, que Israel tiene previsto concluir en el 2005 y que levanta en tierras confiscadas a la población palestina de Cisjordania.
El precedente sentado por los jueces del Tribunal Supremo, se cree, ha de cundir entre los damnificados, que en menos de una semana lograron detener la construcción, y seguramente conseguirán la corrección del trazado del muro, que deja encerrados a miles de ellos en enclaves o "guetos", aislados de sus campos, escuelas y centros de servicios.
Para poder acceder a sus tierras, allí donde ya se ha levantado la valla -generalmente por medio de alambradas, y en centros urbanos con muros de cemento armado- esos campesinos deben solicitar permiso a los soldados israelíes que la vigilan.
El argumento empleado por Israel para construir el muro es el de que impedirá la infiltración de terroristas desde Cisjordania a su territorio y la muerte de civiles, lo cual, según fuentes del aparato de seguridad, prima sobre los intereses de los palestinos.
Según un documento dado a conocer hoy por el Ministerio de Asuntos Exteriores, en los once meses desde que comenzó la construcción del primer tramo de la valla hasta junio último, se registraron tres de esas infiltraciones pero por otros sitios no vallados, y en tres ataques perdieron la vida 26 israelíes.
En cambio, agrega, desde que comenzó el alzamiento palestino, en septiembre del 2000, hasta el comienzo de la construcción, se habían registrado 73 ataques de palestinos de Cisjordania en Israel, en los cuales murieron 293 personas, y otras 1.950 resultaron heridas.