BUENOS AIRES.- A diez años del cruento atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, que dejó 85 muertos, la justicia argentina aún no dicta condena contra los ideólogos y autores materiales.
"El atentado a la AMIA lo planificó Irán y lo llevó a cabo Hezbolá", opina el actual presidente de la AMIA, Abraham Kaul.
A la misma conclusión llegó el juez federal Juan José Galeano, que estuvo a cargo de la investigación hasta el año pasado, cuando fue separado por sospecha de haber cometido irregularidades. Siguiendo esa teoría dictó el pedido de captura de un ex embajador iraní en Argentina y otros ex altos funcionarios de ese país que hasta ahora no han dado resultados.
Desde hace casi tres años se lleva a cabo, en tanto, un juicio oral y público que investiga la denominada "conexión local" que colaboró para perpetrar el ataque, que habría estado integrada por un grupo de policías y un reducidor de automóviles, Carlos Telleldín, acusado de haber entregado la camioneta que se usó como auto bomba en el atentado.
Pero existen graves irregularidades en la investigación, que llegan incluso al pago a Telleldín con dinero de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) para que en su declaración inculpase a esos policías, a pedido del juez Galeano, según declaró el ex jefe de la SIDE, Hugo Anzorreguy. Esto llevaría a que los acusados puedan ser absueltos en pocos días más por falta de pruebas.
Por otra parte, desaparecieron archivos clave de la investigación llevada a cabo por la SIDE y una unidad especial de la policía sobre el atentado, además del capítulo aparte que integran las denuncias contra ex funcionarios del gobierno de Carlos Menem (1989- 1999) por el supuesto encubrimiento de los responsables.
Las sospechas también recaen en los dirigentes de AMIA y DAIA, el órgano político de la comunidad judía, que incluso -según denunció la Primera Dama, Cristina Fernández de Kirchner- cambiaron su postura por intereses económicos y políticos.
Kirchner presidirá homenaje
Sin culpables y sin el esclarecimiento de lo sucedido, los argentinos recordarán este domingo los diez años del ataque a la AMIA. Se realizarán diversos actos de homenaje; el principal y el más tradicional se llevará a cabo en la calle Pasteur del barrio porteño de Once, frente al nuevo edificio de la mutual a las 9:53 horas, el momento en que una camioneta cargada con explosivos derribó la antigua sede.
El Presidente argentino, Néstor Kirchner, asistirá por segundo año consecutivo al acto, luego de que en 2003 fuera recibido con aplausos y vítores después de ordenar desclasificar archivos secretos sobre el ataque. Sus antecesores no pudieron superar el desafío de conseguir durante dos años consecutivos la aceptación de los familiares de las víctimas, sino silbidos y reproches, así que el Mandatario enfrentará una dura prueba.
El presidente del Congreso Judío Mundial, Israel Singer, y el influyente Comité Judío-Americano reclamaron en tanto a Kirchner que dé los pasos necesarios para que se acelere la investigación y se enjuicie a los autores de la masacre.
Singer dice estar satisfecho con el compromiso expresado por el Presidente argentino, pero advierte que "no se tolerarán gobiernos que no se hayan comprometido con encontrar a los culpables de estos atentados". El ataque a la embajada israelí en Buenos Aires en 1992 también continúa sin condenados ni avances en la investigación.
"La impunidad no es un concepto abstracto. Es el ejercicio de lo ilegal por parte de las instituciones del Estado. No es algo intangible, lo hacen personas que hacen negociados, son corruptos", afirma Diana Malamud, dirigente de la agrupación Memoria Activa, que reúne a familiares de las víctimas del atentado.
Según Malamud, "en lo que fue el atentado en sí, Menem tiene responsabilidad por haber permitido que suceda, por haber sucedido el de la embajada y no haber hecho absolutamente nada, así como hoy puede haber otro ataque porque el de la AMIA quedó impune".
Para Memoria Activa, "las cosas no han cambiado, las fronteras siguen igual de inseguras, la justicia sigue igual de incapaz, no ha habido respuestas, puede haber otro atentado".
Y demuestra que el fantasma de un tercer ataque aún sobrevuela la Argentina. La comunidad judía, que hace diez años fue blanco de una masacre terrorista, es hoy todavía víctima del temor y vive en el país sudamericano protegida detrás de pilotes de cemento, agentes de inteligencia e innumerables medidas de seguridad.
El ataque a la AMIA "fue un atentado que inició una serie de cambios en el mundo, fuimos el primer experimento de la locura", sintetiza el actual presidente en ejercicio de la DAIA, Gilbert Lew.
"85 muertos, 39 millones de víctimas (la población estimada del país). Pasaron 3.650 días sin justicia, pero ni un solo día sin memoria", reza una pancarta de la mutual judía que en estos días empapela la ciudad de Buenos Aires.
