MADRID.- La población española ha envejecido de forma notable en la última década, está más sola, cuenta con menos apoyos socio-afectivos, tiene peores hábitos dietéticos y hace poco ejercicio físico, según un estudio sobre "Salud y estilos de vida", dado a conocer hoy.
El documento, realizado con base en las Encuestas Nacionales de Salud desde 1993 hasta el 2003, fue presentado por la Confederación Española de Cajas de Ahorro, cuya Fundación (FUNCAS) encargó el trabajo para analizar los cambios en salud y estilo de vida de la población española.
La percepción de los ciudadanos sobre su propia salud ha empeorado y casi un 10% considera su estado de salud como malo o muy malo, frente al 7,1% que suscribía esta idea en el 2003.
Pese a ello, un 67,3 por ciento de la población adulta cree que su estado de salud es bueno o muy bueno aunque, en comparación con los países del entorno, todos, con excepción de Portugal e Italia, tienen una opinión mejor que los españoles sobre su estado de salud.
Además de aumentar el número de personas que cree que su salud es mala, han aumentado las enfermedades crónicas y agudas, los accidentes tanto de tráfico como laborales o domésticos y es mayor el número de personas ancianas que tiene limitaciones y discapacidades para vivir de forma independiente.
La falta de apoyo afectivo es otro de los aspectos que condiciona la calidad de vida de miles de ciudadanos, sobre todo ancianos, aunque no sólo ellos, ya que se calcula que 4,5 millones de personas con edades entre los 16 y los 64 años no recibe nunca invitaciones para salir.
Destaca también el porcentaje de personas que no recibe amor ni afecto (un 8,8% entre los mayores de 16 a 65 años, y un 10,4% de la población mayor de 65 años) o que no tiene a nadie que se preocupe por ellos, 8,5 por ciento entre 16 y 65 años, y un 9,5% mayores de 65 años.
También están las personas que no reciben ayuda cuando están en la cama enfermas, un 9 por ciento entre 16 y 65 y 10,1 por ciento de los mayores.
Acerca de los hábitos alimenticios, el estudio constata que la dieta es poco saludable y ofrece datos como que 2,3 millones de españoles nunca toma fruta y 1,2 millones no ingiere verduras, mientras que 6,8 millones consume a diario embutidos y 11,7 millones toman a diario alimentos dulces.
Esta dieta descompensada, según el estudio, hace que haya aumentado la obesidad desde el 9,1% en 1993 al 14% del 2001, con una pequeña disminución en los últimos dos años que sitúa el índice de obesos en el 12,9 por ciento.
La población española, según estas cifras, está entre la más obesa de Europa, sólo por detrás de Reino Unido y Alemania.
También disminuyen las horas de sueño diario y alrededor de 2,8 millones de adultos no superan las cinco horas de descanso cada día, y, de ellos, 1,7 millones están en edad activa y son por lo tanto menores de 65 años.
Entre los aspectos positivos destaca la disminución del porcentaje de la población fumadora, aunque aumentan los que toman bebidas alcohólicas, en especial los que beben durante los fines de semana o en celebraciones sociales.
El estudio destaca que aumenta la utilización de los servicios sanitarios y muestra una tendencia creciente entre los ciudadanos a proveerse de un seguro privado añadido al que ofrece el sistema público.
En 1993 sólo un 4,7% de la población contaba con la cobertura sanitaria pública y un seguro privado adicional, mientras que en el 2003 esa proporción se elevó hasta el 11 por ciento.
Acerca del porcentaje de gasto sanitario sobre el Producto Interno Bruto (PIB), que estaba en el 6,5 por ciento en el 2000 en España, el estudio dice que sigue siendo de los más bajos de la UE y que, aunque en la última década ha crecido de forma sensible, sigue por debajo de la media europea.
