ESTAMBUL.— Las autoridades turcas acusaron a un funcionario de una empresa ferroviaria y a dos conductores por su presunta participación en el descarrilamiento de un tren que mató a 37 personas, mientras críticos denunciaron que el gobierno ordenó poner la máquina en servicio antes de tiempo, ignorando las normas de seguridad.
El descarrilamiento del jueves en el noroeste de Turquía, uno de los peores en la historia del país, se registró apenas semanas después que el Primer Ministro, Recep Tayyip Erdogan, asistió a la inauguración del nuevo tren expreso, pese a que varios expertos denunciaron que el gobierno desoyó las advertencias de que el tren era demasiado veloz para las anticuadas vías ferroviarias de Turquía.
"Asesinato en serie" dijo el viernes el diario Hurriyet. "Masacre exprés", tituló el diario Sabah. "Murieron por el espectáculo", escribió Milliyet.
Informes de prensa señalaron que el funcionario a cargo del tren, Koksal Coskun, y los dos conductores, Fikret Karabulut y Recep Sonmez, fueron detenidos anoche. La emisora de televisión privada NTV dijo que fueron acusados de negligencia criminal por su presunta responsabilidad en el accidente, en que también fueron heridas 81 personas.
Las autoridades descartaron sabotaje luego del descarrilamiento ocurrido cerca de la aldea rural de Mekece, a mitad de camino en la ruta del tren entre Estambul y Ankara.
El ministro de Transporte, Binali Yildirim, afirmó ayer a la prensa que las autoridades siguen investigando el accidente, aunque añadió que el tren viajaba a 38 kilómetros por encima de la velocidad límite de 80 kilómetros por hora cuando descarriló.
Sin embargo, un abogado de los tres hombres arrestados, Ismail Gurses, sostuvo a la agencia noticiosa Anatolia que las autoridades ferroviarias habían ordenado a los conductores del tren ir a una velocidad de 130 kilómetros por hora.
Indicó que sus clientes "concordaron en que el tren expreso fue puesto en servicio sin que se realizaran los necesarios arreglos de infraestructura".
El accidente puso en una situación incómoda al gobierno, que había restado importancia a las preocupaciones sobre el tren de alta velocidad antes de que fuera inaugurado en junio.
"En cualquier otro país, un gobierno que actúa de manera tan irresponsable ya habría renunciado hace tiempo", expresó ayer el líder de la oposición, Deniz Baykal.