GIBRALTAR.- En su primera reacción pública por el altercado, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, criticó hoy el comportamiento de Gran Bretaña en las celebraciones por los 300 años de la ocupación de Gibraltar.
A su llegada a la isla de Menorca, donde pasará las vacaciones, Zapatero afirmó que "a nadie, ni al gobierno ni a la inmensa mayoría de la sociedad española, le ha parecido adecuado lo que hemos visto", aunque instó a resolver la tensión con "prudencia, tranquilidad y diálogo".
Entretanto, unos 15.000 habitantes de Gibraltar formaron hoy una cadena humana en torno al enclave en un recorrido de 12,5 kilómetros. Entre los presentes estaba el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana.
El objetivo de la acción, que duró 15 minutos, fue demostrar la unidad de los gibraltareños en defensa de los que consideran sus derechos y contra las "continuas injerencias de España en su soberanía".
Para las celebraciones acudió al Peñón el ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, hecho que generó una protesta por parte de España. La polémica ya había comenzado con la visita previa de la princesa Ana de Inglaterra el mes pasado y por la escala de cinco días del submarino nuclear "Tireless" en el puerto del Peñón.
En una entrevista con la radio Cadena Ser, Caruana dijo que las celebraciones, que hoy tienen su punto culminante, no son un "desaire" al gobierno español porque ya fueron acordados con el anterior ejecutivo del Partido Popular (PP) en 2003, que no presentó entonces ninguna queja.
Aclaró que no ha dicho que los españoles sean impertinentes, como se había publicado, sino que "es un poco impertinente que después de 300 años se nos pretenda decir cómo es válido conmemorar esos 300 años. Es como si el gobierno marroquí le dijera a los ceutíes y melillenses cómo tienen que celebrar sus 500 años de historia", afirmó. En su opinión, la conmemoración no se hace "para ofender a nadie".
También calificó de "histéricas" y "excesivas" algunas publicaciones de la prensa española sobre el tema y lamentó que Estados Unidos no participe en los actos tal como estaba previsto.
"Nos ha molestado bastante que el navío no venga y que ellos hayan, en cierta manera, respondido a una presión innecesaria e injustificada de España para retirarse de unos actos conmemorativos", dijo con respecto a este tema.
Para rebajar la tensión, el embajador de España en Londres, Carlos Miranda, se reunió ayer con el ministro británico para Europa, Denis MacShane, y acordaron abordar "con calma y tranquilidad" el contencioso.
MacShane hizo especial hincapié en el llamamiento a mirar al futuro y superar el actual clima de crispación lanzado ayer por el ministro español de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, en un artículo publicado en "El País".
En este texto, Moratinos señalaba entre otras cosas que "resulta muy extraño que se conmemore en la Unión Europea, en pleno siglo XXI, la ocupación militar de una parte del territorio de un Estado miembro por otro Estado miembro".