AMMAN.- El príncipe Hamza, heredero de la corona de Jordania, pidió el sábado reformas en el pensamiento musulmán y criticó el extremismo islámico, pero dijo que ese fanatismo es el resultado de injusticias y opresiones que padecen los musulmanes.
Hamza, hermanastro del rey jordano Abdalá II, manifestó que el mundo musulmán estaba enfrentando "sucesivas presiones y desafíos ... que se extienden a cada rincón del potencial de la nación (islámica) y sus templos sagrados".
El príncipe, que ofreció un discurso ante 80 estudiosos de unos 40 países que participan de una conferencia sobre el islam en esta ciudad, no aportó detalles sobre las presiones que enfrentan los musulmanes, y sólo expresó que el fanatismo era provocado por la "privación, la opresión y la ausencia de justicia" que "generan odio".
Hamza dijo que el comportamiento islámico extremista que resulta de esa presión es entonces "tomado como evidencia para condenar y responsabilizar a los musulmanes por las presunciones falsas de que con características de su moral, principios e incluso de la religión".
"Pero la verdad es que el islam y los musulmanes rechazan y denuncian estos casos excepcionales como inusuales para su verdadera religión y como una forma de transgresión", sostuvo.
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos, muchos occidentales mencionaron la falta de libertades y la opresión política y social del mundo musulmán como causas que alientan al extremismo islámico.
En Medio Oriente, numerosos árabes y musulmanes responsabilizaron al apoyo de Washington a Israel en su conflicto con los palestinos y a la presencia de las fuerzas norteamericanas en la región como catalizadores del odio contra occidente.
Hamza también responsabilizó a los medios de comunicación por "debilitar la energía y el alma musulmana" y sugirió que una reforma educativa podría remediar el extremismo e informar a las masas sobre el verdadero significado del islam.
Instó a los estudiosos a que tomen medidas para "actualizarse a sí mismos" y dijo que la imagen de los musulmanes en el extranjero "no puede ser rectificada a menos que enfrentemos el desequilibrio que sufrimos desde adentro de nosotros mismos".
