WEST HOLLYWOOD, California.- El gobernador Arnold Schwarzenegger se ha mantenido distante de los medios informativos locales en meses recientes, pero no tuvo problema alguno en conversar con los periodistas extranjeros que cubren noticias de Hollywood.
Schwarzenegger ha estado evitando a los periodistas que cubren la gobernación. El mes pasado, en un evento público, se negó a responder preguntas sobre por qué vetó una ley que hubiera permitido a los inmigrantes ilegales tener licencias de conducir.
De la misma manera se ha negado a hablar con los periodistas en dos recientes manifestaciones proselitistas. Su director de prensa, Rob Stutzman, dijo que el gobernador no tiene por qué explicar cada uno de sus vetos.
La semana pasada, en una entrevista con los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, el gobernante abarcó una serie de asuntos, entre ellos las acusaciones de que había manoseado a mujeres, que había consultado con su esposa sobre su postulación a la gobernación, y su punto de vista sobre los candidatos presidenciales, informó el martes Los Angeles Times.
Schwarzenegger afirmó que tiene amistad con el senador demócrata John F. Kerry pero cree que su correligionario republicano, el presidente George W. Bush sería un mejor presidente.
Señaló que él y Bush "no nos la pasamos juntos".
Respondiendo a las acusaciones de que había manoseado a mujeres, Schwarzenegger no admitió falta alguna, pero dijo que había aprendido su lección. Indicó que "todo es totalmente diferente" ahora que representa al estado de California.
El mundo "ha cambiado tanto que cualquier comentario que uno haga ahora a una mujer sobre su vestimenta o sobre esto y aquello, podría ser malinterpretado y podría incomodar a alguien y abrir la puerta para una denuncia judicial", destacó.
Schwarzenegger relató que cuando le dijo a su esposa, Maria Shriver, sobre su decisión de postularse como gobernador, ésta "comenzó a temblar y a llorar". Pero la madre de ella Eunice Kennedy estaba a favor de su candidatura y eso influyó en la aceptación de su esposa.
