MADRID.- Como reacción a los atentados que causaron 191 muertos y más de 1.500 heridos el pasado 11 de marzo en Madrid, el servicio secreto español (CNI) experimentará el próximo año la mayor ampliación de plantilla de su historia, con 250 nuevos agentes destinados a la lucha contra el terrorismo, informa hoy la prensa.
La ampliación obedece a la constatación de que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dependiente del Ministerio de Defensa, si bien tuvo en el punto de mira a algunos de los implicados en la masacre, carecía de medios para realizar un seguimiento continuado de los mismos, según ’’El País’’.
El presupuesto del CNI, tal y como lo decidió en septiembre el nuevo gobierno socialista, se verá incrementado el próximo año en un 17 por ciento, hasta los 189,7 millones de euros (unos 227 millones de dólares).
En lugar de centrarse en la adquisición de nuevos equipos técnicos, la mayor parte del aumento irá destinado a reforzar el elemento humano del que dispone el centro de inteligencia. Se trata de ampliar con agentes operativos, y también con traductores, las unidades que se ocupan de la lucha contra el terrorismo islamista, detalla el rotativo.
La contratación de un volumen tan elevado de personal supondrá un notable esfuerzo para el CNI, según fuentes próximas al centro, ya que habitualmente el proceso de selección y formación de nuevos agentes es muy lento, y se pretende agilizarlo y acortarlo al máximo para que puedan incorporarse lo antes posible a sus tareas.
El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya acometió una profunda remodelación de la cúpula del servicio secreto. Además del relevo de la hasta entonces secretaria general del CNI, María Dolores Vilanova, por otra mujer, Esperanza Casteleiro, la cascada de cambios incluyó al director general responsable de administración y personal y a la mayor parte de los jefes de división.
Prácticamente los únicos altos cargos que permanecieron en sus puestos fueron el director general de Inteligencia y el jefe de la División de Terrorismo.
La reforma impulsada por el nuevo secretario de Estado director del CNI, Alberto Saiz, ha sido interpretada como un reforzamiento de las áreas operativas en perjuicio de los organismos de carácter burocrático del centro, que en la actualidad cuenta unos 2.000 funcionarios, incluyendo el personal administrativo y auxiliar.
