NAGAOKA, Japón.- Siete potentes secuelas sísmicas sacudieron el noroeste de Japón el lunes por la mañana, mientras decenas de miles de personas se encontraban en los centros de evacuación luego de un devastador terremoto y sus secuelas, que dejaron el fin de semana 25 muertos y unos 100.000 damnificados.
Una secuela con una magnitud preliminar de 5,6 se dejó sentir después del amanecer del lunes, generando temores de que la muy afectada infraestructura del área registre más daños. Sismos menores fueron sentidos durante la noche y la Agencia Meteorológica de Japón advirtió contra otros sismos en la región.
Las autoridades dicen que casi 98.000 estaban refugiadas en los gimnasios y oficinas públicas en la zona afectada por el sismo de magnitud 6,8 de la tarde del sábado, que derribó casas y puentes y descarriló un tren de alta velocidad en la prefectura (estado) rural de Nigata, 250 kilómetros al noroeste de Tokio.
Miles de personas fueron dejadas sin hogar por el sismo, que también dejó la región sin agua, electricidad o gas el lunes. Las autoridades tratan de resolver la falta de alimentos en la zona y entregar cobertores, necesarios ante las bajas temperaturas que prevalecen en la zona.
En Nagaoka, la mayor ciudad en la zona afectada, personas sin hogar levantaron tiendas de campaña en un parque e hicieron fila con latas y botellas ante un camión repartidor de agua, el cual apenas llegó por primera vez el lunes.
El sismo del sábado fue el peor en afectar Japón desde 1995, cuando más de 6.000 personas fallecieron a consecuencia de un terremoto de magnitud 7,2 ocurrido en la ciudad de Kobe y las áreas aledañas.
Unas 351 secuelas lo suficientemente potentes como para ser registradas fueron sentidas en los días posteriores a la sacudida inicial. Para la mañana del lunes, el saldo de muertos llegó a los 25, con unas 2.000 personas heridas, la mayor parte de las cuales, sin embargo, habían sido dadas de alta el lunes, luego de recibir tratamiento.