QUITO.- El presidente Lucio Gutiérrez descartó que vaya a renunciar a su cargo o adelantar las elecciones, tal como lo piden con insistencia partidos políticos opositores de todo el espectro político.
Consultado en entrevista con diario Expreso sobre si está considerando el pedido de renuncia por parte de la oposición, dijo que "obviamente que no. A aquellos que piensan que debería renunciar yo les contesto con mi gestión (trabajo)".
Acerca de la sugerencia opositora de adelantar las elecciones presidenciales, aseveró que "eso, es una cosa totalmente descabellada. Yo no sé por qué algunos se creen con el derecho de sugerir algo de esa naturaleza".
En declaraciones a canal 4 de televisión, el presidente expresó que "no se prestará al juego", de la oposición porque "no existen causales" para su enjuiciamiento.
"Eso no procede y como jefe de estado voy a cumplir y hacer cumplir la Constitución, pues no voy a permitir que se inventen causales para un supuesto juicio político", afirmó, sin dar detalles.
La oposición, que agrupa una gama de partidos desde la izquierda hasta la derecha, insiste en pedir la renuncia de Gutiérrez o que adelante las elecciones presidenciales, pese a lo cual, y a los intentos reiterados, no han podido reunir los votos necesarios en el Congreso para llevar adelante tal iniciativa.
La oposición acusa al jefe de estado de haber utilizado ilícitamente fondos del estado para promocionar al partido gobernante Sociedad Patriótica en las elecciones de alcaldes y prefectos (gobernadores) del 17 de octubre.
En la misma estación de televisión, aseveró que la contraloría le comunicó hace poco que está realizando un examen especial a sus desplazamientos, aunque en agosto la presidencia había pedido que ese organismo realice similar procedimiento y la ley no permite dos exámenes acerca de un mismo tema.
"El contralor presionado por los diputados está anticipando su criterio y esto quiero denunciarlo ante el país", añadió.
Gutiérrez logró notoriedad pública cuando en su calidad de coronel del ejército encabezó una revuelta junto a un centenar de oficiales jóvenes y unos 5.000 indígenas que logró poner fin al gobierno del presidente Jamil Mahuad.
Llegó al poder en enero del 2003, para un período de cuatro años, tras ganar las elecciones presidenciales dos meses antes.