BUENOS AIRES.- El Gobierno de la provincia argentina de Buenos Aires prohibió hoy que los menores acusados de delitos sean alojados en comisarías, un día después de haber dado de baja a 13 agentes por la muerte, presuntamente por torturas, de tres adolescentes en una dependencia policial.
La resolución del ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, también dispone que los jueces adopten las medidas conducentes a "la contención y el tratamiento de los menores en establecimientos específicos adecuados".
Unos 300 adolescentes acusados de distintos delitos se encuentran a la espera de resolución judicial en celdas de comisarías de la provincia de Buenos Aires, la más poblada y la que registra mayores índices de delincuencia del país.
La resolución ministerial fue difundida un día después de que, por otra norma firmada por Arslanian, se separó de sus puestos a 13 policías de la comisaría primera de la localidad bonaerense de Quilmes por un presunto motín de presos adolescentes, donde murieron tres menores y otros siete sufrieron graves heridas.
La policía aseguró que los tres detenidos -uno de 15 años y otros dos de 17- murieron por asfixia, debido a que quemaron colchones y mantas para exigir su traslado a un correccional, mientras otros siete menores sufrieron graves quemaduras.
Sin embargo, el Ministerio de Seguridad decidió separar de sus puestos a los 13 agentes, entre ellos al jefe de la comisaría, ante las denuncias de que el motín fue "fabricado" por los policías para tratar de ocultar que los menores habían sido golpeados y sometidos a otros malos tratos.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), una de las principales organizaciones humanitarias de Argentina, manifestó, en una nota al Gobierno provincial, sus fundadas sospechas de que los adolescentes "fueron brutalmente golpeados antes y durante el incendio".
También indicó que el maltrato por parte de la policía a menores de edad bajo su guarda "es una práctica habitual", ya que el año pasado se registraron "933 denuncias por apremios ilegales y torturas" a detenidos, tendencia que -subraya el organismo- "se sostiene en lo que va del 2004".
El episodio de los menores muertos en la comisaría de Quilmes, a 20 kilómetros al sur de la capital argentina, se suma al virtual colapso de las cárceles bonaerenses, ya que con una capacidad para 19.000 personas albergan a unos 25.000 presos.
La superpoblación carcelaria, que el Gobierno provincial aspira a superar con una plan para construir otras prisiones y ampliar las existentes dentro de los próximos tres años, forzó que en las comisarías del distrito estén alojados unos 5.400 presos sin condena.
