TOKIO.- Japón condenó el domingo la decapitación de un rehén japonés en Irak como un acto despreciable de terrorismo, y se comprometió a mantener en aquel país sus tropas que colaboran en la reconstrucción.
Las autoridades japonesas confirmaron que el cuerpo y la cabeza de un hombre que se encontraron el sábado en Bagdad envueltos en una bandera estadounidense corresponden al japonés Shosei Koda, de 24 años, un civil que al parecer abordó un autobús de Jordania a Irak la semana pasada.
Koda es el quinto japonés asesinado en Irak desde el inicio de la guerra liderada por Estados Unidos en marzo del 2003.
"Siento ira, una vez más, ante este acto inhumano y cruel", dijo el primer ministro, Junichiro Koizumi, que es un fuerte aliado del presidente estadounidense George W. Bush.
Koizumi dijo ante periodistas que las tropas japonesas permanecerán en Irak, donde se encuentran en una misión no bélica que, a pesar de todo, es la más arriesgada de este país desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El portavoz del gobierno japonés, Hiroyuki Hosoda, dijo a periodistas que las tropas nacionales permanecerían en Irak.
"Intentaremos continuar como antes con nuestro trabajo de ayuda humanitaria".
El grupo del extremista jordano Abu Musab al-Zarqawi, aliado de Al Qaeda, dijo en un video divulgado el miércoles en la Internet que degollaría en 48 horas a Koda si Japón no retiraba sus tropas de Irak.
La policía iraquí encontró el cadáver sin cabeza del hombre asiático el sábado en los alrededores de la calle Haifa, en Bagdad, una zona peligrosa en el centro de la capital iraquí con mucha actividad de los insurgentes.
Un video obtenido en esa ciudad por un grupo de agencias de noticias mostraba el cuerpo vestido con una camisa blanca empapada en sangre, y la cabeza de un hombre con aspecto japonés con una ligera barba.
Desafío para Koizumi
La crisis del rehén significa un desafío para el primer ministro japonés Junichiro Koizumi, quien envió tropas a Irak que no integran las fuerzas de combate a pesar de la oposición de la mayoría de la opinión pública japonesa.
Sin embargo, los analistas sostienen que el episodio podría tener una repercusión limitada, ya que muchos japoneses culpan al propio Koda por haberse colocado en una situación de riesgo a pesar de las advertencias del gobierno para que no viajara a Irak.
El principal riesgo político se debe al anuncio de la decisión de prorrogar su mandato, después de que concluya el próximo mes.
Los miembros de la familia del joven habían rogado por su vida, diciendo que no tenía lazos con los militares japoneses, ni intereses políticos, y que no buscaba ninguna ganancia personal.
"Hemos causado problemas a todos. Rogamos que la paz llegue al pueblo de Irak", citó a su hermano Maki el responsable local Masatoshi Norimatsu, tras conocerse la noticia de la muerte de Koda.
Muchos japoneses se preguntan por qué el joven fue a Irak, sin ninguna preparación y sin ningún motivo claro.
Al menos 25 extranjeros de una decena de países estarían en manos de secuestradores, que tratan de forzar la retirada de las fuerzas lideradas por Estados Unidos de Irak.
Cientos de personas han sido secuestradas desde abril.
La mayoría ha sido liberada, pero más de 35 han sido ejecutados, muchos de ellos decapitados.