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Esposa de Arafat, una incómoda protagonista

El líderazgo palestino se sacudió por las acusaciones de Suha Arafat, que maneja información privilegiada acerca de la vida y fortuna de su esposo.

08 de Noviembre de 2004 | 11:23 | ANSA

Suha Arafat, la controvertida esposa del enfermo líder palestino (Foto: AP).


RAMALLAH.- Suha Arafat, de 41 años, esposa del Presidente palestino Yasser Arafat, reapareció hace apenas una decena de días sobre el escenario político palestino, pero ya se está convirtiendo, para algunos, en una inesperada e incómoda protagonista.

Desde que su marido fue trasladado al hospital militar francés de Percy, donde lucha entre la vida y la muerte, Suha se atribuyó el papel de custodia inflexible de la privacidad, del destino y, tal vez, también de los secretos y las cuentas bancarias del líder palestino, impidiendo la llegada de noticias directas incluso a sus más estrechos colaboradores.

Hoy, con una llamada telefónica al canal Al Jazeera, acusó a los dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de querer "enterrar vivo" a Yasser Arafat, para repartirse el poder.

Sus palabras provocaron una actitud defensiva en los Territorios palestinos.

La primera dama palestina nunca gustó a sus compatriotas, que la consideran como una "rica burguesa", acostumbrada al lujo y, por lo tanto, no muy proclive a soportar la dureza de los Territorios, donde la crisis económica, las incursiones militares israelíes y las corridas de los grupos armados de la Intifada son parte de la vida cotidiana.

Hostilidad

Su decisión de permanecer en Francia durante la segunda Intifada contra Israel, gozando de las comodidades de los grandes hoteles parisienses, contribuyó a acrecentar la hostilidad en su contra.

Nacida hace 41 años en Ramallah, en el seno de una rica familia cristiana ortodoxa, pero criada entre Francia y Túnez, Suha Arafat (su apellido de soltera es Tawill) comenzó a ocuparse de las relaciones públicas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) hace unos 20 años.

Gracias también a las presiones ejercidas por su madre, la escritora y periodista Raymonda Tawill, mujer de gran encanto insertada en importantes círculos culturales palestinos y occidentales, se convirtió en consejera económica de Arafat.

El líder palestino, que antes había declarado que no pensaba en las mujeres porque "se había casado con Palestina", quedó fascinado por la joven emprendedora que lo colmaba de atenciones y lo seguía como una sombra en sus viajes por el mundo.

Ambos se casaron en secreto en 1990, y de su matrimonio nació una niña en 1995, llamada Zahwa. La unión, sin embargo, siempre fue cuestionada por los musulmanes más conservadores, aunque Suha se haya convertido al Islam, y al parecer fue muy tormentosa en los años siguientes, hasta la separación de hecho que se produjo con el comienzo de la segunda Intifada.

Una vez, Suha se lamentó con un diario egipcio de las escasas atenciones de su marido, que nunca le regalaba joyas y realizaba, incluso después del matrimonio, una vida de soltero.

"Cuando le digo que me siento un poco descuidada, él me regala recuerdos y símbolos de la revolución palestina", explicó.

En otra de las escasas entrevistas conocidas, había desmentido los sinsabores con su marido, jurando que siempre le fue fiel. "Yasser es el más feliz de los maridos", había afirmando, recordando que cuando aún vivían juntos le gustaba cantar "Frére Jacques", la única canción francesa que conocía, a su pequeña hija.

La mujer, consciente de haberse casado con "un mito", siempre se declaró partidaria de ese Estado palestino soñado por Yasser Arafat. Y también afirmó que sería su "mayor honor" sacrificar un hijo por la causa palestina.

Sin embargo, desde hace ya más de tres años vivía con su hija en París, separada de hecho de su marido.

Hace diez días, en coincidencia con el agravarse del estado de salud del presidente palestino, Suha volvió a Ramallah y rápidamente tomó control de todo lo que sucede en el hospital francés y del flujo de informaciones oficiales sobre su condición.

Detrás de ella surge la figura del ex "ministro de Exteriores" de la OLP, Faruk Qaddumi, que permaneció voluntariamente en el exilio como protesta contra los acuerdos de Oslo en 1993 y la dirigencia palestina, y que ahora imprevistamente reapareció en París como custodia de Suha Arafat.

Dueña de secretos

Según sus detractores, Suha sería también la custodia de la "valijita negra" que siguió al presidente enfermo a París, y que contiene documentos secretos, números de cuentas bancarias y pruebas de inversiones internacionales.

El año pasado, Francia había abierto una investigación preliminar sobre la transferencia de grandes sumas de dinero a la cuenta corriente de Suha Arafat en un banco parisiense. Ella, por su parte, se defendió acusando al Premier israelí, Ariel Sharon, de ser el instigador de los artículos sobre el caso publicados en diversos diarios.