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Papa denuncia "la tríada diabólica" de ídolos que engañan a los hombres

Juan Pablo II denunció hoy que la "violencia", el "robo" y la "riqueza" son contrarios a la dignidad del hombre y la convivencia social.

10 de Noviembre de 2004 | 10:18 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II dijo hoy que la violencia, el robo y la riqueza son contrarios a la dignidad del hombre y la convivencia social y subrayó que si el hombre fuera consciente de su caducidad y límites no basaría su vida en esos "falsos valores frágiles e inconsistentes".

El Pontífice hizo estas manifestaciones ante más de trece mil personas que asistieron hoy en el Vaticano a la audiencia general de los miércoles, que debido a la lluvia se celebró en dos lugares distintos, la basílica de San Pedro y el Aula Pablo VI.

En un principio estaba previsto celebrarla en la plaza de San Pedro, pero la incesante lluvia que cayó sobre Roma durante todo el día obligó a trasladarla a un lugar cubierto. Visto que no todos los asistentes a la plaza podían ser alojados en el Aula Pablo VI, un grupo fue trasladado al interior de la basílica, donde se reunieron con el Pontífice.

Juan Pablo II presentaba un estado de salud en la misma línea que las últimas semanas. Tenía la voz fuerte, pero en algunos momentos tosió y se le notó débil, dando señales de cansancio.

Como ya es costumbre, sólo leyó una parte del texto preparado, que en esta ocasión se refería al Salmo 61 "Sólo en Dios está nuestra paz".

"Sólo en Dios está la salvación y la gloria del hombre, pero que a esa firme confianza en el Señor se contrapone una tentación de carácter idólatra, que es la de buscar la seguridad yuestros corazones a la riqueza, aunque sea abundante", afirmó el Pontífice, que subrayó que son "ídolos contrarios a la dignidad del hombre".

Respecto a la violencia, Juan Pablo II señaló que "por desgracia" la humanidad continúa recurriendo a ella, "ensangrentando todavía nuestros días".

"A ese ídolo se une el inmenso cortejo de guerras, opresiones, prevaricaciones, torturas y asesinatos execrables, infligidos sin el menor estremecimiento de remordimiento", agregó el Papa.

Sobre el robo, el Pontífice afirmó que se expresa en la extorsión, en las injusticias sociales, en la usura, en la corrupción política y en la economía.

Mucha gente -denunció el anciano Papa- cultiva la "ilusión" de satisfacer de esa manera su propia voracidad.

Del "ídolo" riqueza afirmó que el hombre ata su corazón a la misma con la esperanza "inútil" de poder salvarse de la muerte y asegurarse un primado de prestigio y de poder.

"Sirviendo a este trío diabólico el hombre se olvida que los ídolos no tienen consistencia y son dañinos. Fiándose de esas cosas y de él mismo se olvida que es un soplo", advirtió el Pontífice.

Juan Pablo II añadió que si el hombre fuera consciente de su caducidad y límites propios de la persona no elegiría el camino de los ídolos ni organizaría su vida en una escala de falsos valores frágiles y sin consistencia.

El Papa animó a los hombres a no atarse a la riqueza y a elegir el camino que lleva a Dios, que debe ser la estrella polar en el comportamiento diario y en las decisiones morales. "Debe ser un estilo de vida".

Concluida la audiencia, el Papa saludó en diferentes idiomas a los peregrinos venidos de todo el mundo. En español tuvo palabras de afecto para los fieles españoles llegados de Las Palmas de Gran Canaria, Tenerife y de Castilla y León, así como los presentes de Puerto Rico, Guatemala y Argentina.

A todos invitó a mantener plena confianza en Dios y bendijo "de corazón".

A la audiencia asistió un grupo de bailarines y malabaristas del famoso Cirque du Soleil, que con sus brillantes y multicolores vestidos, así como con sus actuaciones, animaron a los presentes.

A Juan Pablo II se le vio con atención y satisfacción seguir la breve actuación de los artistas circenses, que pusieron color y alegría a una fría, gris y lluviosa jornada.
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