ABIYAN.- Los extranjeros atemorizados continuaron colmando el sábado el aeropuerto internacional de Costa de Marfil para ser evacuados a sus países, a pesar de las promesas del gobierno del Presidente Laurent Gbagbo de protegerlos después de una ola de violencia alentada por los sentimientos antioccidentales.
Francia y otros países han evacuado a más de 3.300 extranjeros desde el miércoles, de acuerdo con funcionarios de la embajada que esperan sea uno de los mayores operativos de retirada de Africa de los tiempos actuales.
La oficina presidencial emitió una declaración el viernes por la noche instando a los extranjeros a permanecer en el país, y asegurándoles que estaba tomando medidas para garantizar su seguridad.
Pero después de más de dos años de guerra civil, muchos occidentales no creían en las palabras de Gbagbo.
"Esta es la calma anterior a la tormenta", manifestó un empresario francés que trabaja en la lucrativa industria del cacao local y sólo se identificó como Oliver. Habló por teléfono desde la ciudad costera de Bassam, donde dijo que sólo quedaban 25 de los 175 extranjeros.
Autobuses repletos de occidentales continuaban llegando al aeropuerto de Abiyán, fuertemente custodiado por las fuerzas francesas.
Los extranjeros, que en su mayor parte eran franceses, esperaban abordar aviones que los llevaran a sus países. Entre los evacuados también había cientos de británicos y decenas de personas de Estados Unidos, España, Alemania, Holanda y otras naciones.
La violencia estalló el 6 de noviembre, cuando aviones caza de Costa de Marfil atacaron posiciones de la tropa de paz francesa, matando a nueve soldados de ese país y a un trabajador de ayuda humanitaria estadounidense, en medio de una serie de bombardeos del gobierno sobre la zona rebelde del norte de la nación.
Francia respondió destrozando la pequeña flota aérea de Costa de Marfil, y alentando así un levantamiento de jóvenes leales que tomaron las calles de Abiyán y otras ciudades, armados con machetes, barras de hierro y garrotes.
El viernes Francia se defendió de las acusaciones del gobierno de Costa de Marfil y de occidentales de que empleó una fuerza excesiva para proteger a los extranjeros durante los cinco días de disturbios que siguieron.
El comandante en jefe de las fuerzas armadas francesas, Henri Bentegeat, admitió el viernes por primera vez que sus soldados abrieron fuego para impedir el paso a lo que calificó como una ’’banda de saqueadores, violadores y gente incontrolable o manipulada’’ que atacaba a extranjeros en la capital comercial del país, Abiyán.
Pero declaró que su tropa empleó el "mínimo absoluto" de la fuerza en defensa propia, y que gran número de víctimas fueron causadas por las balas de los manifestantes.
