RIO DE JANEIRO.- El economista brasileño Celso Furtado, que fue postulado al premio Nobel, murió hoy a los 83 años en su casa en Río de Janeiro por causas naturales, y el Gobierno de Brasil decretó luto nacional durante tres días.
"Más que un economista, Furtado era un brasileño que nos enorgullecía por su compromiso con Brasil, con Latinoamérica y con todos los países en vías de desarrollo", manifestó en una nota oficial de pesar el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Furtado fue uno de los primeros directivos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 1949.
Ex presidente del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil en la década de los años 50, fue ministro de Planificación durante el gobierno del presidente Joao Goulart (1961-1964), quien fue derrocado por la dictadura militar (1964-1985) y tuvo que exiliarse como Furtado.
Al cabo del régimen que lo obligó a dejar su país, Furtado, quien también fue profesor de la Universidad estadounidense de Yale, entre otras instituciones de distintos países, desempeño el cargo de ministro de Cultura durante el gobierno de José Sarney (1985-1990).
Autor de una treintena de libros traducidos a varios idiomas, entre ellos el chino y el persa, obras en las que defendió el Estado intervencionista y atacó al neoliberalismo, el economista luchó en la II Guerra Mundial.
El escritor, que alcanzó fama mundial con "La Economía Latinoamericana" y "Formación Económica de Brasil", influyó en el surgimiento de la Escuela de los Anales, según admitió uno de sus fundadores, el historiador francés Fernand Braudel.
"Brasil pierde un poco de su alma. Nosotros, principalmente los de la generación de 68, perdimos un hombre que siempre nos guió, enseñó y para todos nosotros es un ejemplo de vida", dijo el ministro jefe de la Casa Civil, José Dirceu.
Pese al reconocimiento de uno de los principales miembros del socialista Partido de los Trabajadores, liderado por Lula, grupo político que hoy rindió varios homenajes a la memoria de Furtado, el economista hizo muchas críticas a la actual política económica nacional.
El año pasado dijo durante un seminario económico en Río de Janeiro que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tenía que preparar el país para declarar una moratoria de la deuda exterior en unos tres o cuatro años.