CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II exhortó hoy a combatir el terrorismo y construir paz y justicia en todo el mundo, a la vez que pidió respetar los derechos humanos en las cárceles.
Al recibir al Presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, Juan Pablo II le pidió, así como a "todos los hombres y mujeres de buena voluntad, combatir el terrorismo, esforzándose en construir paz y justicia".
"Esto es posible -agregó el Papa- cuando las personas reconocen la necesidad creciente de la tolerancia y la comprensión recíproca".
"Al respecto aliento sus esfuerzos por sostener el espíritu de un diálogo franco y abierto entre las diversas regiones y pueblos de la península árabe", siguió el Pontífice frente al Presidente y su comitiva, formada por diez hombres.
Saleh agradeció al Papa sus "palabras profundas", afirmando que su país está "abierto a vivir en paz con todas las religiones".
Además, al recibir en audiencia en el Vaticano a los responsables de las cárceles de los 45 estados que adhieren al Consejo de Europa, Juan Pablo II dijo que cada país "debe preocuparse de que en todas las cárceles se garantice la plena atención a los derechos fundamentales del hombre".
"Medidas simplemente represivas o punitivas, a las que hoy se recurre normalmente, resultan inadecuadas" para recuperar a los detenidos, dijo el Papa. "Prevención y represión, detención y resocialización son intervenciones complementarias", agregó.
"No hay duda -dijo el Pontífice en su discurso- de que siempre debe reconocerse al preso su dignidad de persona, como sujeto de derechos y deberes. En toda nación civil debe haber preocupación compartida por la tutela de los derechos inalienables de todo ser humano".
"Por lo tanto, con el compromiso de todos se deberán corregir eventuales leyes y normas que los obstaculicen, especialmente cuando se trata del derecho a la vida y la salud, del derecho a la cultura, al trabajo, al ejercicio de la libertad de pensamiento y a la profesión de la propia fe".
Si el objetivo de las estructuras carcelarias no es sólo la custodia, sino también la recuperación de los detenidos -agregó el Papa- hay que abolir los tratamientos físicos y morales que lesionan la dignidad humana, y comprometerse a calificar mejor profesionalmente el papel de quien opera en las cárceles.
El Papa también alentó la búsqueda de penas alternativas de auténtica reinserción social de los detenidos con programas de formación humana, profesional
Juan Pablo II dirigió un pensamiento "particularmente afectuoso" a todos los detenidos, y pidió a Dios apoyar los esfuerzos que realizan las administraciones penitenciarias para "hacer de la cárcel un lugar de humanidad, de redención y esperanza".
Luego recordó que "el respeto a la dignidad humana es un valor de la cultura europea, que hunde sus raíces en el cristianismo; un valor humano universal y, como tal, susceptible del más amplio consenso".
Finalmente, el Papa definió como "legítima" la preocupación de que el respeto a la dignidad humana de los detenidos no vaya en desmedro de la protección de la sociedad.
Por eso "se insiste en la necesidad de defender a los ciudadanos, incluso con esas formas de disuasión que siempre representó la ejemplaridad de las penas".
"Sin embargo esto no debe estar en contraste con los derechos de los presos y la recuperación de sus personas; por el contrario, se trata de dos aspectos que se integran", concluyó el Papa.