BRUSELAS.- La epidemia del Sida ha alcanzado un triste nuevo punto máximo. En todo el mundo hay más de 40 millones de personas infectadas con el VIH, más que nunca antes.
La cuota de las mujeres creció velozmente: hace seis años representaba un 41 por ciento de los infectados adultos y entretanto se ha convertido en un 50 por ciento, según establece el informe mundial del Sida de 2004.
“Observamos una verdadera feminización de la epidemia del Sida”, señaló el director del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/sida (ONUSIDA), Peter Piot, a dpa.
En el sur de Africa, la región más afectada, en algunos grupos de edades, hasta tres cuartos de los infectados por el VIH son mujeres. Por ello, el Día Mundial del Sida, el 1 de diciembre, se focalizará este año en las mujeres.
Las mujeres no sólo son más propensas a una infección de VIH por razones biológicas -el riesgo de que un hombre infectado contagie a una mujer durante el sexo es el doble que en el caso contrario -; sino que también la violencia, la opresión y la pobreza provocan que las mujeres se conviertan más fácilmente en víctimas del virus del sida.
“En una época el Sida era considerado una amenaza sobre todo para los hombres blancos homosexuales de las capas medias en los países occidentales”, señaló Piot. “Pero esta imagen es totalmente falsa”, añadió.
Entre tanto, las mujeres se vieron afectadas de forma desproporcionada. En la lucha contra el sida, los gobiernos de los países en desarrollo, sobre todo, deben ocuparse urgentemente de los derechos de las mujeres, advirtió el jefe de ONUSIDA.
La clave para detener el progreso de la epidemia está en la educación, el trabajo y la igualdad de derechos para las mujeres. “En la era del sida debemos poner la emancipación en la agenda nuevamente”, indicó el funcionario de las Naciones Unidas.
En un estudio en el país africano de Zambia, sólo un once por ciento de las mujeres consultadas creían tener derecho a exigir a su compañero que utilice un preservativo, aún cuando estuviera infectado con el VIH.
Las viudas de los hombres que murieron por el sida muchas veces pierden su hogar a manos de la familia de sus maridos. Esto lleva en muchos casos a la pobreza extrema y fuerza a las mujeres a vender sus cuerpos para poder comprar comida para ella y sus hijos.
“Observamos, por el contrario, un menor riesgo de infección en mujeres y jóvenes que tienen una educación más completa”, aclaró Piot. “Están mejor informadas y saben cómo protegerse, se casan más tarde y tienen acceso a más oportunidades de trabajo, por lo que no recurren tan fácilmente al sexo para obtener dinero para sobrevivir”, agregó.
Piot reclamó tolerancia cero a la violencia sexual contra mujeres, una exigencia que todavía no se considera obvia en muchos países.
En el suburbio de Soweto en Johannesburgo, muchos hombres jóvenes consideran que si las mujeres toman alcohol y visten minifaldas están invitando al sexo. Estadísticamente, una de cada tres sudafricanas es violada al menos una vez en la vida.
Pero no sólo en África aumenta de forma desproporcionada el número de mujeres infectadas con el VIH. En los últimos tres años, en Rusia creció la porción de mujeres dentro de los afectados por el virus de 24 a 43 por ciento.
El rápido aumento de infecciones del VIH en mujeres y hombres en Europa del Este es motivo de gran preocupación para la Unión Europea, advirtió Piot. “El sida debe formar parte del diálogo político con los vecinos del este”, indicó.
En los países occidentales el número de nuevas infecciones se mantiene estable en gran parte. De todas maneras se observa una creciente despreocupación, dijo Piot.
Los jóvenes no sienten más la amenaza del sida y utilizan con frecuencia el concepto mortal: “Si tomo un par de pastillas el problema está resuelto”.
Internet: http://www.unaids.org/wac2004/wad.htm