MANILA.- Las devastadoras tormentas que azotan a Filipinas desde hace varios días han causado ya más de 780 muertos, mientras que casi 400 personas permanecen desaparecidas, informaron hoy las autoridades filipinas en Manila.
Después de ser castigado a principios de la semana por una fuerte depresión tropical, el tifón "Nanmadol" se abatió el jueves sobre el archipiélago filipino, causando al menos 35 muertos. El número de muertos ocasionados por la tormenta aumentó a más de 780, según las últimas cifras.
Datos del gobierno filipino indican que más de 160.000 personas en el norte y este del país abandonaron sus residencias para huir del tifón, que había llegado ayer con intensas tormentas y vientos de 185 kilómetros por hora a las costas filipinas.
Al menos 25 personas perdieron la vida a causa de deslizamientos de tierra en la provincia de Aurora, unos 150 kilómetros al noreste de Manila. El resto de las víctimas sucumbió ahogado, electrocutado, congelado o aplastado por los árboles que derribó el tifón.
Para Filipinas lo peor ya pasó, dijo el meteorólogo Prisco Nilo. El ejército, la policía y organizaciones humanitarias ya han comenzado a enviar alimentos y otras mercancías urgentemente necesarias a la región devastada por las tormentas. El tifón "Nanmadol" también obligó a suspender temporalmente las labores de rescate y ayuda en la provincia de Quezón.
No obstante, Nilo aseguró que "las operaciones de rescate pueden ahora reanudarse".
El Ejército filipino informó que 330 personas siguen desaparecidas en las ciudades de Real, Nakar e Infanta, en las que se registraron más de 40 deslizamientos de terreno a principios de esta semana.
Otras 80 personas murieron y otras 50 están desaparecidas en otras provincias afectadas por las tormentas, informaron fuentes oficiales.
Con la moderación de las lluvias, los militares, la policía, y otras agencias de rescate movilizaron de inmediato a varias unidades para trasladar ayuda a los daminificados en las áreas más tocadas por la catástrofe.
Dos camiones con víveres fueron enviados a la región de Aurora, mientras que tres navíos de la Armada con material de primera necesidad y efectivos del ejército partieron hoy en dirección a Quezón.
También un avión de transporte Hércules C-130 transportó a las zonas afectadas alimentos, mantas y otros elementos de ayuda.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, se mostró confiada en que el país superará la tragedia.
Arroyo agradeció a voluntarios y donantes su ayuda para colmar los huecos que las fuerzas del Estado no han podido llenar en el gran operativo de ayuda.
