LA PAZ.- Cerca de 4,5 millones de personas han sido llamadas a las urnas en Bolivia para votar en las octavas elecciones municipales de su historia, de las que saldrán los alcaldes y concejales de los 327 municipios del país de entre más de 12.000 candidatos.
Los comicios servirán además para desvelar el nuevo mapa político del país, donde se prevé una notable caída de los partidos políticos tradicionales, con la excepción del Movimiento al Socialismo, del líder indígena Evo Morales, y la victoria de formaciones de reciente creación.
La entrada en juego de nuevos grupos ha sido posible gracias a una reforma de la Constitución acordada en febrero pasado, que ofrece a las agrupaciones ciudadanas y a los pueblos indígenas la posibilidad de postular al poder, y que permitió realizar en julio el primer referéndum de la historia de Bolivia.
En total tomarán parte en la elección municipal 324 agrupaciones ciudadanas y 59 pueblos indígenas, frente a los 16 partidos políticos existentes.
El presidente del país, Carlos Mesa, ha recordado a la población la importancia de votar con criterio para asegurarse que los municipios sean bien gobernados durante los próximos cinco años, el tiempo de mandato estipulado para los vencedores.
Por su origen independiente, Mesa, que votará en La Paz, su ciudad natal y donde se hallan las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo, carece de partido político que le respalde y, por lo tanto, de intereses directos en los resultados.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario, la fuerza política que le aupó a la vicepresidencia en 2002 y el de más historia en Bolivia, tiene en cambio una prueba de fuego en los comicios, donde, según las encuestas, podría sufrir una severa derrota.
El electorado no le perdona haber encabezado el anterior Gobierno, cuya gestión estuvo marcada por un conflicto social a fines de 2003 que causó decenas de víctimas y obligó a dimitir al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, quien ya gobernó con el MNR entre 1993 y 1997.
En el mismo saco están el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria, del también ex gobernante Jaime Paz Zamora (1989-1993), la Nueva Fuerza Republicana y la Acción Democrática Nacionalista (ADN) del desaparecido dictador Hugo Banzer, entre otros.
La devaluada imagen de estas fuerzas políticas ha llevado a muchos candidatos que en su momento las defendieron, en su mayoría alcaldes que buscan su reelección, a crear asociaciones de ciudadanos, amparados en la nueva ley.
Este es el caso de la ciudad más pobre del país El Alto, adyacente a La Paz, y de la más rica, Santa Cruz, en el oriente tropical, donde Jose Luis Paredes, ex militante del MIR, y Roberto Fernández, ex dirigente de la Unión Cívica Solidaridad, aspiran a repetir mandato.
Otro que también desea ocupar nuevamente el asiento de primer edil es Juan del Granado, en la ciudad de La Paz, pese a la férrea oposición que ha encontrado en sus contrincantes, entre ellos el hermano de Paredes (Hernán) y el hijo de Paz Zamora, Jaime Paz Pereira, que se ha mantenido en el MIR.
Frente a los que aspiran a un segundo mandato y los que han decidido seguir representando a los partidos tradicionales, los postulantes por el Movimiento Al Socialismo quieren marcar la diferencia, para que este grupo se convierta en la primera formación política nacional, después de quedar segunda en las elecciones generales de 2002, ganadas por el MNR.
El problema para el MAS se presenta en las principales capitales bolivianas, donde los sondeos le dan en buena parte de los casos el segundo lugar, pero no el primero, posición que parece tener asegurada en muchos municipios rurales.