PARÍS.- Jean-Christophe Mitterrand, primogénito del fallecido presidente francés, el socialista Francois Mitterrand, fue condenado hoy a una pena de 30 meses de prisión exentos de cumplimiento por 'fraude fiscal', en 1998 y 1999.
La sentencia dictada por el Tribunal Correccional de París rebasa la petición de la Fiscalía que, el pasado 2 de noviembre, había reclamado una pena de 20 meses de prisión sin cumplimiento, pero no recoge la multa de 30.000 euros pedida por el Ministerio Público.
Los jueces decidieron que, si Mitterrand se niega a abonar al Fisco la suma adeudada, es susceptible de ser encarcelado.
Mitterrand, de 58 años, que no asistió a la lectura del veredicto, fue juzgado por no haber pagado a Hacienda los más de 630.000 euros que, según la acusación, debería haber abonado en ese período.
Durante el juicio, el primogénito de Mitterrand había argumentado que en esa época desarrollaba sus actividades profesionales en Mauritania y que declaró allí sus ingresos.
La defensa de Mitterrand reafirmó hoy que su cliente no está en condiciones de pagar, ya que sus cuentas bancarias están embargadas en el marco de otro sumario en el que está procesado, e indicó que estudia recurrir la condena.
Jean-Christophe Mitterrand estuvo encarcelado durante unas semanas a finales de 2000 y comienzos de 2001, hasta que su madre, Danielle, abonó la fianza fijada por el juez Philippe Courroye, que lo procesó por complicidad de comercio ilegal de armas, tráfico de influencia y receptación de abuso de bienes societarios, en el sumario sobre la venta de armamento a Angola, en los años 90.
La figura central de ese sumario es el empresario Pierre Falcone, del que Mitterrand recibió casi tres millones de euros a cambio de su 'asesoramiento' en asuntos africanos, cuando residía en Mauritania, donde tenía una empresa de tratamiento de pescado.
Ese trabajo de asesor era "oral" y se desarrollaba "raramente" en Francia, dijo Mitterrand en el juicio sobre el fraude fiscal, derivado en parte del sumario sobre las ventas de armas a Angola.
Mitterrand, que en el juicio respondió sentado a las preguntas del tribunal porque visiblemente no podía tenerse en pie y que supuestamente sufre una depresión, dijo que está arruinado y vive de la "generosidad" familiar.