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Tropas japonesas permanecerán un año más en Irak

Pese a las críticas de la oposición, el Primer Ministro Junichiro Koizumi decidió extender la presencia nipona en el país árabe, recalcando que las "fuerzas de autodefensa" realizan labores de reconstrucción y no de combate.

09 de Diciembre de 2004 | 09:02 | EFE
TOKIO.- Japón alargó hoy un año la permanencia de sus tropas en Irak y reafirmó su compromiso con la reconstrucción del país árabe, pese al rechazo de gran parte de su sociedad que considera ese paso un ataque a la Constitución pacifista nipona.

Tras recibir el respaldo incondicional de los dos partidos oficialistas y mayoritarios en el Parlamento, el Liberal Demócrata y el Nuevo Komeito, el Gobierno japonés aprobó la extensión hasta el 14 de diciembre de 2005 de su misión militar en Samawa, sur de Irak.

Además del espaldarazo explícito a la política de Estados Unidos en Medio Oriente, bajo cuya bandera se ha producido el despliegue, la permanencia de los casi 600 soldados japoneses en ese país ahonda el debate entre pacifistas y quienes ven que llegó la hora de que Tokio asuma mayores competencias militares en el exterior.

La estancia de las "fuerzas de autodefensa" japonesas en Irak, desplegadas en enero de este año, debía concluir el próximo día 14, y la oposición había intentado, infructuosamente, que la coalición gubernamental alargara hasta entonces el debate en el Parlamento, que termina mañana el actual periodo de sesiones.

La misión de las tropas niponas en Irak es la primera expedición militar japonesa en el extranjero desde la Segunda Guerra Mundial.

"He llegado a la conclusión de que es apropiado extender el despliegue de nuestras tropas un año más, pues 2005 será un periodo muy importante para Irak", afirmó el Primer Ministro, Junichiro Koizumi, en referencia a las elecciones iraquíes de enero.

La decisión adoptada hoy por el Ejecutivo no requiere el visto bueno del Parlamento, campo de batalla durante varias semanas entre la coalición gubernamental y la oposición, que califica la presencia de tropas niponas como una flagrante violación de la Carta Magna.

La Constitución prohíbe de manera expresa la intervención de las fuerzas armadas japonesas en conflictos de otros países, por lo que el Gobierno de Koizumi ha insistido hasta la saciedad que la misión de las tropas es ayudar a la reconstrucción iraquí.

Sin embargo, un 61 por ciento de la población nipona, según una reciente encuesta, es contraria a la presencia militar en Irak, pues considera que no cuenta con la seguridad que reclama el Gobierno e incrementa el riesgo de un ataque terrorista contra Japón.

Según Koizumi, sin embargo, "actualmente la zona de Samawa no está considerada un área de combate" y la gente de esa localidad "agradece las tareas que está desarrollando el contingente japonés y han solicitado su permanencia".

El Premier obviaba así las manifestaciones que se han producido en Samawa ante la agrupación militar japonesa en protesta por la decisión de alargar la presencia nipona en el área un año más.

Koizumi explicó que con este paso se cumplen los dos principios básicos de la política exterior nipona: "la defensa de la alianza Japón-Estados Unidos y la cooperación con la comunidad internacional".

Al dejar allí las tropas un año más, "estamos poniendo en práctica esta política", explicó.

Agregó además que "no se puede dejar a los terroristas que se salgan con la suya", ni permitir el aislamiento internacional de Estados Unidos.

Cláusula especial

El domingo pasado, el director general de la Agencia de Defensa de Japón (con rango de Ministerio), Yoshinori Ono, visitó Samawa para subrayar la seguridad de los 550 soldados allí destacados y de los 200 militares de las fuerzas aéreas japonesas estacionados en Kuwait en misión logística.

Estos militares nipones de aviación tienen a su cargo tres aviones C-130 encargados de transportar tropas norteamericanas desde Kuwait a Irak.

Koizumi hizo hoy hincapié en el tema de la seguridad, en medio de las críticas de la oposición, que lo acusa de ocultar la verdad sobre la situación real en Samawa.

"Es irresponsable extender el despliegue un año más sin ni siquiera tener claro cómo se garantizará la seguridad de esas tropas una vez que las fuerzas holandesas abandonen la región en marzo", dijo el líder comunista Kazuo Shii.

La retirada de estos efectivos es una de las mayores preocupaciones de las tropas japonesas, que, para no dañar más aún los principios inconstitucionales, no pueden asumir su propia protección armada.

Como concesión a los opositores, el Gobierno japonés introdujo una cláusula en el plan de despliegue que admite la posibilidad de retirar las tropas antes del 14 de diciembre de 2005 en caso de que se produjera un empeoramiento brusco de la seguridad en la zona donde está el destacamento nipón.
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