BAGDAD.- Un suicida hizo estallar un automóvil, con saldo de al menos siete muertos, en uno de los retenes de entrada a la fortificada Zona Verde de Bagdad el martes, en el segundo ataque en dos días en el distrito que alberga al gobierno interino de Irak y las embajadas extranjeras, dijeron funcionarios.
El Presidente interino, en tanto, señaló que Washington se había equivocado al desmantelar las fuerzas de seguridad iraquíes, entre ellas su ejército de 350.000 elementos, luego de la invasión del año pasado.
"Definitivamente, el disolver el Ministerio de la Defensa y el Ministerio del Interior fue un gran error", dijo Ghazi al-Yawer a la radio de la British Broadcasting Corp., al señalar que habría sido más efectivo el detectar y eliminar a elementos leales al anterior régimen en lugar de reconstruir a las fuerzas iraquíes en su totalidad.
Sin embargo, comandantes norteamericanos dijeron que sus fuerzas continuarán durante varios años en Irak y que el número de elementos se incrementará de 138.000 a 150.000 antes de las elecciones nacionales del 30 de enero, que muchos iraquíes temen sean blanco de militantes opuestos a la ocupación y encaminados a descarrilar el proceso de paz.
El jefe del estado mayor norteamericano, el general Richard Myers, llegó a Irak el martes para reforzar la moral de las tropas. Celebridades como el actor Robin Williams, el futbolista John Elway y la comentarista deportiva Leean Tweeden, llegaron con él.
"Nuestros contingentes serán de 150.000 para las elecciones y un poco después", dijo Myers, antes de señalar que la situación será la que determine si esas cifras serán reducidas luego de las elecciones.
Myers expresó que la ofensiva del mes pasado para retomar el bastión rebelde de Falluja reducirían los alcances de la rebelión, al privarla de un santuario desde el cual podría lanzar ataques con relativa impunidad.
"Tratarán de irse a otras zonas, pero no creo que vayan a encontrar alguna tan satisfactoria como lo fue Faluya para planear sus operaciones o facilitarles lo que hacían", indicó.
Las autoridades estadounidenses e iraquíes habían previsto que el derrocamiento de Saddam, capturado hace un año en una granja cercana a su poblado natal de Tikrit, así como la detención o muerte de sus principales allegados, le darían un duro golpe a los rebeldes.
Al contrario, el alzamiento se ha reforzado y el número de ataques contra las fuerzas estadounidenses e iraquíes se ha incrementado. Cerca de 550 soldados murieron durante el primer año posterior a la invasión y unos 750 militares murieron en los meses posteriores.