LONDRES.- Tras semanas de acusaciones por abuso de poder en relación a un escándalo amoroso, el ministro del Interior británico, David Blunkett, renunció hoy finalmente a su cargo.
“Mi integridad fue puesta en duda”, dijo Blunkett, de 57 años, ciego de nacimiento y uno de los más estrechos aliados del primer ministro Tony Blair, al explicar los motivos de la decisión.
La relación amorosa con la editora del “Spectator” Kimberly Quinn, casada, de 43 años, culminó el pasado verano (boreal) tras tres años de duración.
Blankett fue también acusado de abuso de poder. Según los medios de comunicación, logró, a pedido de Quinn, que la solicitud de un permiso de residencia permanente de la niñera de ésta fuera atendido más rápido de lo habitual.
Inmediatamente antes de que se conociera la renuncia habían surgido nuevas acusaciones contra Blankett, esta vez vinculadas a la obtención de una visa para la niñera.
La filipina Leoncia Casalme consiguió en “el término de días” la documentación necesaria para viajar a Austria para la Navidad de 2002, denunció el diario “Daily Mail”. El ahora ex funcionario negó haber cometido alguna irregularidad.
Blunkett se encuentra además en una lucha judicial por el régimen de visitas del hijo que tuvo con Quinn, actualmente de dos años. Asimismo, reclama la paternidad del niño que Quinn dará a luz en febrero próximo.
La periodista, quien se encuentra internada a raíz de un cuadro de estrés, cuenta con el apoyo de su esposo, Stephen, de 60 años, a pesar de que la mujer inició el romance con Blankett sólo tres meses después de haberse casado.
El ahora ex ministro señaló que ninguna de estas cosas hubieran salido a la luz si él no se hubiera decidido en septiembre pasado a hacer el reclamo sobre su hijo de dos años.
