
Las costas de la isla de Phuket quedaron prácticamente bajo el agua luego de los maremotos del domingo.
SANTIAGO.- La belleza de Phuket, privilegiado destino turístico tailandés, dio lugar al mayor de los horrores cuando la fuerza del mar se cobró miles de vidas. Testigo de esta tragedia, la chilena Mónica Sanhueza, radicada en Tailandia hace cuatro años, tiene fresco los recuerdos de esos momentos, cuyas secuelas seguirán sientiéndose por mucho tiempo más.
En contacto con EMOL desde Phuket, distante casi mil kilómetros al sur de la capital Bangkok, Sanhueza asegura que esta es "la catástrofe más grande" que ha vivido este país en el último tiempo.
Junto a su marido abandonó Chile hace siete 7 años y ha vivido en diferentes lugares de Asia, incluso en las Islas Maldivas, que también sufrieron duramente los efectos del maremoto.
"Todo lo que es costa está totalmente destruido y tanto los turistas como las personas que vivían en la playa están lesionadas o desaparecidas”, asegura Sanhueza, quien actualmente se desempeña como Gerente multilingüe de servicios al cliente de una compañía de turismo inglesa.
"Las personas están muy impactadas, la sensación de la gente es de miedo e intranquilidad", relata.
Aclara que la isla es grande y las personas no se vieron afectadas en su totalidad, "la gente que no vive cerca de la playa está haciendo una vida totalmente normal".
Improvisada ayuda
Aunque la magnitud de la catástrofe aún no se puede apreciar en su totalidad, Sanhueza dice que la ayuda no se ha hecho esperar. Esto, porque la isla es netamente turística y su gente vive de este negocio "especialmente en este periodo de navidad y año nuevo"
Por ello, afirma que Phuket "pierde mucho si no puede recibir turistas, por lo que todo se está organizando rápido para reparar las zonas dañadas".
La asistencia se está organizando de diferentes maneras. "Los extranjeros están ayudando a traducir en los diferentes idiomas según la procedencia del afectado, trabajan como voluntarios en los hospitales o recibiendo llamados telefónicos o simplemente ayudando a buscar cuerpos en las playas", cuenta.
Precisamente, el riesgo de epidemias es una de las mayores preocupaciones de la comunidad internacional, que teme por la propagación de enfermedades por cadáveres en descomposición que no pudieron ser sepultados en los distintos países afectados.
Los extranjeros, además, han "donado sangre, ropa y comida", explica Sanhueza.
En cuanto a la cifra de muertos, Sanhueza sólo sabe de 800 fallecidos, aunque según ha visto en la televisión local, las estimaciones oficiales superarían las 2 mil, principalmente pensando en las más de 1.200 personas que siguen desaparecidas.
Entre los desaparecidos se encuentra la chilena Francisca Cooper Larraín, quien pasaba su luna de miel con su esposo en Tailandia.
Sanhueza aclaró que no ha tenido contacto directo con chilenos y que toda la información con que cuenta la ha recibido a través de la embajada chilena en Bangkok.
En el transcurso del día el Ministerio del Interior de Tailandia informó que oficialmente los muertos suma 1.439, dentro de los que se registran 700 turistas extranjeros. Además, el número de heridos se eleva a 8.432.